El sueño de Jesús 

Autor: Padre Gustavo Vélez Vásquez (Calixto)

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Durante la despedida en el cenáculo, Jesús rogó a su Padre del Cielo que todos sus seguidores viviéramos en unidad y concordia. Sería la condición para que el mundo lo aceptara como Redentor del mundo: “Padre: Que todos sean uno para que el mundo crea que tú me has enviado” (Jn 17,21-22). 

Es triste el panorama de un Evangelio (la Buena Noticia de Dios) fraccionado y falsificado en el corazón de muchos de nosotros. Cristo nos convoca alrededor de aquellos dos mandamientos esenciales, explicados por Jesucristo: Amar a Dios “como a un Padre” y amar al prójimo “como yo os he amado”. 

Al finalizar este segundo milenio, conviene ahondar en nuestra fe dentro de un profundo respeto al prójimo y a sus circunstancias. Pero sabiendo separar lo esencial y lo secundario, el plan de Dios de las fallas humanas, la revelación de Cristo y los caprichos de los hombres.