Amigos a tiempo completo

Un hombre de fe y de esperanza

Autor: Padre Gustavo Vélez Vásquez (Calixto)

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Darío es párroco en la ciudad. Un viejo templo de ladrillo, una casa cural antigua, por la cual han desfilado muchos sacerdotes. Al frente, una plaza mal cuidada donde murieron las bombillas y se marchitaron los jardines y donde, por las tardes juegan fútbol los muchachos del barrio.

En la torre, tres campanas que quizás vinieron desde Italia y alrededor las casas, los solares, los apartamentos, los negocios de una comunidad proletaria, cuyos problemas apenas alcanzan a llegar hasta su párroco en un reducido porcentaje. Pero aún es menor la capacidad del sacerdote para remediarlos.

A los tres meses de llegado, Darío comprendió perfectamente: Tenía vocación de pastor, pero no de mago todopoderoso.

Ante un programa tan extenso se dedicaría, con todo su esfuerzo y buen humor, a hacer lo que estuviera a su alcance. Cristo no sanó a todos los leprosos, ni curó todos los ciegos, ni resucitó todos los muertos, ni multiplica el pan indefinidamente para el hambre que regresa cada mañana.

Su influencia pastoral llega a unos pocos, pero procura ser amigo de todos: De los que vienen y de aquellos a quienes es necesario ir a buscar.

Ha podido revitalizar, con nuevos bríos, los grupos de apostolado ya existentes. Nunca deja de acudir donde lo llaman: Enfermos, bendición de anillos, los ochenta años de la abuela, el grado de una niña, cuando regresó el hijo de Nueva York, cuando los esposos andan de pelea o aquel muchacho intentó suicidarse.

Cada día descubre nuevas necesidades y nuevos dolores. No alcanza a hacer más. Tan sólo está presente. Sus fieles se encargarán de leer en sus ojos y en su rostro que es un hombre de fe y de esperanza. Lo demás lo encarga a la fuerza misteriosa de su sacerdocio. Es el poder de Dios que transforma a los hombres y su historia, aunque no lo advirtamos visiblemente. Sabe muy bien que cada sacramento es la incursión de Cristo en el mundo para realizar la salvación.

Hizo pintar la iglesia con la colaboración del grupo juvenil. Logró para el puesto de salud dos médicos jóvenes, que cumplan los horarios y atiendan con gusto y vocación a los pacientes.

Ahora ha comenzado una biblioteca para los estudiantes del barrio y la parroquia tiene otra cara, otra imagen, otra influencia más decisiva y profunda en todos los vecinos.