Amigos a tiempo completo

Enviado por la Iglesia

Autor: Padre Gustavo Vélez Vásquez (Calixto)

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A Javier le sonaba desde pequeño esto del sacerdocio. Pero le gustaba igualmente ayudarle a la gente más necesitada.

Se pasaba las vacaciones en la finca de su familia, conversando con la gente pobre del entorno, participando en los juegos de sus hijos y ayudándoles en sus labores.

Cuando cursaba sexto de bachillerato, buscó juntar en una sola vocación sus dos ambiciones. La solución fue esta: Sería sacerdote misionero. Hoy lo encontramos en un lejano país, anunciando el evangelio a otras culturas.

Después de seis meses en Europa, en un curso de idiomas, también ahora se defiende en el dialecto de su gente y sobre todo ha aprendido a amarla de un modo insospechado. Visita las comunidades rurales, se preocupa de los líderes, estudia la religiosidad popular, trata de asimilar la cultura de estos pueblos.

Con sus compañeros de misión logró mejorar el puesto de salud, abrir varios pozos en la región y poner en varias escuelas nocturnas.

Al principio le costó mucho la adaptación: Las costumbres, el clima, la alimentación, la lejanía de la patria, el choque de su temperamento ordenado y metódico contra todos los imprevistos de una vida misionera.

Pero hoy se siente realizado. El balance de sus seis años de tarea arroja un saldo positivo. Sabe que está gastando su vida entre gentes que lo necesitan. Comprueba que los líderes y los catequistas se capacitan y las comunidades avanzan, aunque sea lentamente.

Se siente enviado por la Iglesia universal, pero a su vez por la iglesia particular donde nació a la fe, en la cual se educó y a la cual representa en territorio distante.

Cuando recibe cartas de sus amigos y bienhechores, capta de nuevo que su labor no está desligada del esfuerzo de otros sacerdotes por cultivar la fe adulta en las parroquias, y es consciente de su unión con tantas familias cristianas que lo animan y respaldan.

En fin, mira con inmensa alegría que la Iglesia va naciendo a su alrededor por la gracia del Señor y por la entrega generosa de su vida.