Padres de la Iglesia, Doctores de la Iglesia, escritores eclesiásticos 

Autor: Gustavo Daniel D´Apice

Webs del autor en: catholic.net y Dialogando

Debido a la gran confusión que hay con respectos a estos tres grupos, aún en personas allegadas a la Iglesia y que cursan o han cursado estudios en algunas de sus Instituciones, me propongo aclarar los significados de cada uno:

A. Cuando hablamos de los Padres de la Iglesia o de los “Santos Padres”, nos referimos a escritores eclesiásticos (filósofos y teólogos) que cumplen con estos requisitos:

1. Doctrina ortodoxa, sin error y eminente

2. Son santos, es decir, están canonizados pública y oficialmente por la Iglesia.

3. Tienen antigüedad:

Para los escritores orientales, hasta San Juan Damasceno en el 749. Para los occidentales, hasta la muerte de San Isidoro de Sevilla, en el 636. Es decir, llegan hasta los siglos VII-VIII.

Éstos, los Padres de la Iglesia o Santos Padres (en este caso el término nada tiene que ver con el actual título de los Sumos Pontífices) prácticamente han elaborado la fe de la Iglesia, y la han explicitado y explicado, a partir de los datos de la Revelación (Sagrada Escritura y Tradición Viva), y fieles al Magisterio de la Iglesia (conformado por el Papa y los Obispos). 

Ejemplo de ellos son Agustín, Ambrosio, Atanasio, Beda el Venerable, Cirilo y Clemente de Alejandría, Efrén, Gregorio Magno, Ireneo, Jerónimo, Juan Crisóstomo, Juan Damasceno, Justino.

B. Se considera simplemente escritores eclesiásticos aquellos escritores de la antigüedad que, aunque valorados, muchas veces venerados privadamente, y citados, les falta alguna de las dos primeras notas: Tuvieron algún error o no están canonizados, a pesar de su doctrina eminente, y de poseer antigüedad en la historia de la Iglesia.. Ejemplo son Orígenes y Tertuliano, que mucho han aportado y aportan a la teología cristiana.

C. En cambio, los doctores de la Iglesia, cumplen con:

1. La nota de estar canonizados, es decir, de ser santos declarados públicamente por la Iglesia.

2. Su doctrina, también sin error y eminente, como todo doctor en su tesis, tiene que ser novedosa en algún aspecto, ya sea en su forma de expresarla o de vivirla.

3. Y, además, esta doctrina tiene que ser camino de santidad para todos (obispos, sacerdotes, religiosos, laicos).

Recapitulemos para los doctores:

1) Ser santos canonizados.

2) Doctrina sin error y eminente, pero nueva en su forma de presentarla o vivirla.

3) Camino de santidad para todos.

4) Pueden ser de cualquier época.

Pongamos algunos ejemplos:

San Juan de la Cruz, con su camino contemplativo, el más fácil y el más corto, lleno de nadas y vacío interior.

Santa Teresa de Jesús, con su Camino de Perfección y El libro de las Moradas, para la experiencia mística de Dios. 

Santa Teresita del Niño Jesús, con su forma de presentar y vivir la niñez espiritual y el abandono confiado en los brazos del Padre Celestial.

Aprovechemos lo que cada uno de ellos, con su carisma especial, nos ofrece.