La pelicula de " La Pasion"

Autor: Gustavo Daniel D´Apice

Webs del autor en: catholic.net y Dialogando

Es evidente que no se puede hacer una "historia" de Jesús de Nazareth.  

Si bien los Evangelios y la misma Resurrección se enraízan en la historia, ambos van más allá de ella. Los primeros, como su nombre lo indican, son Anuncios, Buenas Noticias ("evangelium" en griego); La Resurrección se escapa de la historia y la trasciende, penetrando ya en el "octavo día", el de la eternidad.

Por lo que mucho dependerá la recreación cinematográfica o literaria de la sensibilidad del autor, su sicología, su experiencia y grado de elevación religiosa, nivel de perfección del mismo, estudio de las circunstancias históricas que rodearon a Jesús de Nazareth, etc.  

Sin duda que alguna recreación literaria o cinematográfica  ayuda a comprender o iluminar o esclarecer algún o algunos misterios de Jesús.  

Con referencia al aspecto teológico, está muy bien logrado,  por ejemplo, el hecho del cumplimiento de la profecía bíblica cuando Jesús pisa la cabeza de la serpiente, según lo anuncia el protoevangelio (primera “buena noticia” bíblica de salvación) de Génesis 3, 15, sobre la descendencia de la mujer, que vencería al demonio tentador, luego del pecado original de nuestros primeros padres (Génesis 3, 1-8).   

O lo bien que superpone la entrega en la Cruz al sacramento de la eucaristía, con el Cuerpo entregado y la Sangre derramada, anticipado en la Última Cena (I Co. 11, 23-25): "-Acabada la figura, comenzó lo figurado", reza un himno litúrgico cristiano, y lo que en la Cena se realiza incruentamente (sin derramamiento de sangre), en la Cruz se cumple cruentamente (con derramamiento de sangre).

El autor habrá estudiado la época y los personajes..., y desde allí compone de acuerdo con su subjetividad personal.   

Es importante también ver como al matar a Jesús, el Diablo muerde su propio veneno (apareciendo desesperado desde un abismo su grito), algo que es bíblico también (matando a Jesús bebe su propio veneno de condenación), y cómo el demonio y los agentes del mal acompañan el proceso de la pasión y crucifixión del Señor.   

De todas maneras, nunca podremos llegar a que fue de tal o cual manera de forma exacta, aunque se corresponderían las llagas y cicatrices con los signos de la resurrección en la sábana que cubría su cuerpo.  

Recordemos que la sábana santa (Jn. 20, 6-7) muestra las huellas de la resurrección de Jesús, que “atravesó” las mismas (por eso se desinflan), imprimiendo en ellas, por la luz de su glorificación,  como un negativo fotográfico, que al ser revelado, muestra su cuerpo y rostro ya gloriosos, aunque con las cicatrices de la pasión, a modo de trofeo y prueba de amor por los hombre que salvó.  

Las siete palabras desde la cruz, haciendo una síntesis de los cuatro evangelios, muestran la grandeza divina y humana del Salvador.  

Y, si bien los dirigentes judíos de la época fueron los responsables de la “tragedia” de Jesús como acontecimiento histórico (“el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado”, dice Jesús a Pilatos -Jn. 19, 11b-), de ninguna manera puede adjudicarse la misma a los judíos de nuestro tiempo (Catecismo Iglesia Católica, Nº 597).  

Por último, el libro de las revelaciones de la pasión de Catalina Emerich, mencionado en la elaboración de la película de Gibson, no pertenece a la revelación pública de la Iglesia. Son revelaciones privadas, que pueden ayudar a vivir mejor, a determinadas personas y en determinada época, el misterio de la salvación que comunican las Sagradas Escrituras (Catecismo de la Iglesia Católica, Nº 67). Nunca pretenden corregir o mejorar la Revelación definitiva de Cristo, y no pertenecen al depósito de la fe.  

De aquí que el fruto objetivo (externo) de la obra cinematográfica en cada persona, dependa de la riqueza subjetiva (interior) que cada uno pueda aportarle