El dialogo interreligioso

Autor: Gustavo Daniel D´Apice

Webs del autor en: catholic.net y Dialogando

El diálogo interreligioso, a diferencia del ecumenismo, (que es la búsqueda de la unidad entre los hermanos cristianos de distinta denominación), es entre personas de distinta religión: Son de otra religión que los cristianos, en primer lugar, y más cercano, los judíos, que comparten con los cristianos  el mismo Dios del Antiguo Testamento y la espera del Mesías; los judíos  en su primera venida, los cristianos  en la segunda.

Son de otra religión los bienamados musulmanes, con su Dios Alá, justo y misericordioso, cuyo profeta es Mahoma, sus sacerdotes los imanes, y sus santos y místicos los sufis. Su libro sagrado es el Corán.

También lo son los hindúes, con su Dios Krishna, a veces también manifestado como Rama, cuyo profeta y maestro en el camino del encuentro con Él es Buda Gautama, hijo noble de príncipes que dejó todo para conseguir primero él, y enseñar después a otros, el camino de la iluminación espiritual que da sentido a la vida, primero con las Cuatro Nobles Verdades, y luego con el óctuple sendero de perfección, que por su equilibrio entre los excesos, no está lejos de las virtudes cristianas. Su libro sagrado es el Bagavad Ghita, y su interpretación se hace a través de los vedas, o comentarios de los sabios.

Buda sostiene que la vida es sufrimiento, éste está producido por el “apego” (a las cosas y a las personas), este apego es una “ilusión” (en el sentido de fantasioso) para conseguir la felicidad. Entonces el camino de la realización, del Nirvana, es el “desapego”, para poder así entrar en la “iluminación”.

El desapego es también una virtud cristiana. Y para desapegarse propone su Óctuple sendero de perfección, sobremanera virtuoso.

Estas cuatro grandes religiones (cristianos, judíos, musulmanes y budistas e hindúes), son monoteístas, es decir, tienen un solo Dios. Y las tres primeras colocan a Abraham, salido de Mesopotamia (Ur de los caldeos, entre Irak y Siria actuales), como su padre en la fe.

Los hermanos de distinta religión que los cristianos, se ordenan al único Pueblo de Dios de distintas maneras, pero no buscan la unidad en una única Iglesia Visible de Jesucristo, porque los elementos que se comparten son más amplios y generales: la oración a un único Dios, el amor universal, la revelación de textos sagrados por parte de Dios, los atributos del mismo, etc.

Pero esto no quita el diálogo amistoso, la oración al Dios Único, la caridad sincera,  recíproca y hacia los demás, el enriquecimiento mutuo con las distintas tradiciones místicas y espirituales.

Prueba de ello es el encuentro anual que el Sumo Pontífice tiene con representantes de otras iglesias cristianas (ecumenismo) y de otras religiones (diálogo interreligioso), todos los años en Asís, para encontrarse y orar por la paz. Hasta el Papa ha querido peregrinar hasta allí en tren, e invitar luego a un ágape fraterno a los distintos representantes de los credos cristianos y no cristianos, elaborando luego entre todos líneas de convivencia y de actuación justas, pacíficas y solidarias (CEC 839-842).      

Dialogar y buscar la unidad, algo que no es utopía, a lo que está obligado todo bautizado, todo creyente y todo hombre de buena voluntad. Entonces la vida será diferente, aunque en última instancia, el  lograrlo, es un Don de Dios. Aunque debemos predisponernos para acogerlo.