¿Para cuándo la abolición del aborto?

Autor: Padre Guillermo Juan Morado

 

El Ministerio de Sanidad todavía no ha hecho públicos los datos sobre los abortos “legales” realizados en España en 2002. Seguramente las cifras se han disparado, siguiendo la tendencia creciente de los últimos años. El Instituto de Política Familiar ha dado ya la voz de alarma y, extrapolando los datos de la Comunidad Valenciana, de Cataluña y de Andalucía, calcula que en 2002 se han practicado 80.000 abortos, la cifra más alta desde la despenalización de este crimen. Es algo así como si en un año se exterminase, con el amparo de la ley, a toda la población de la provincia de Soria. A poco que se piense, el asunto produce vértigo, rabia y asco. Mucho asco.

No obstante, algunos indicios apuntan hacia un cambio de mentalidad. Es evidente que los conocimientos sobre embriología permiten saber más, mucho más, sobre el desarrollo prenatal del ser humano. Ya nadie puede argumentar seriamente que el aborto no es la eliminación directa de una vida humana, de un ser humano; en definitiva, de una persona individual, distinta de la madre, y no un mero apéndice de ésta.

Los signos de esperanza se hacen notar en los Estados Unidos. No todo lo que viene de allí es malo, aunque esta constatación irrite a la progresía hispana. Las iniciativas en defensa de la vida provienen de la sociedad civil americana, y encuentran un destacado apoyo en la Iglesia Católica de aquel país.

Un ejemplo de estas iniciativas lo constituye la ofensiva legal promovida por el Centro “Tomás Moro” y por el legislador del Estado de Dakota del Sur, Matt McCaulley, presentando un proyecto de ley para penalizar el aborto en Estados Unidos en cualquier circunstancia, salvo en caso de riesgo de vida para la madre. Si esta propuesta prospera en Dakota del Sur es muy probable que otros Estados planteen iniciativas similares. La trascendencia de las leyes que amparan la vida, de cara a reducir el número de abortos, es enorme, como ha puesto de relieve recientemente una investigación realizada por Michael J. New de la Universidad de Harvard y el Massachusetts Institute of Technology (MIT).


Los Obispos americanos no han quedado al margen. Su posicionamiento ante el aborto es claro, valiente y decidido. El Obispo de Phoenix, Mons. Thomas J. Olmsted, pasó la última Nochebuena orando frente a una clínica abortista de la Planned Parenthood, junto con más de 200 activistas pro-vida. Por tu parte, Raymond Burke, hasta hace poco Obispo de La Crosse (Wisconsin), ha promulgado un decreto prohibiendo a los políticos católicos que apoyen el aborto acercarse a comulgar, y ha escrito una carta pastoral titulada “Compromiso político y respeto de la vida”. También el Obispo de Pittsburg ha animado a los católicos a defender, con los votos, la vida humana, para acabar con la lacra del aborto.


Si quisiéramos finalizar con una imagen, podríamos referirnos a la multitudinaria marcha contra el aborto celebrada en Washington con motivo del treinta y un aniversario del fallo de la Corte Suprema Roe versus Wade , que consagró en EEUU el “derecho” de las mujeres al aborto. Sin duda, algo se mueve a favor de la vida. Quizá, dentro de unos años, sea ya historia pasada, vergonzante, pero pasada. Guillermo Juan Morado (Mondariz).