Letizia Ortiz ¿soltera y divorciada?

Autor: Padre Guillermo Juan Morado

 

La boda del futuro Rey de España con Doña Letizia Ortiz, está levantando polémicas por haber estado ella casada civilmente 


Desde la tarde del pasado sábado, 1 de Noviembre, “la noticia” por antonomasia en España es, no hace falta decirlo, el anuncio del compromiso matrimonial del Príncipe D. Felipe de Borbón con Doña Letizia Ortiz. La boda del futuro Rey de España es sin duda un acontecimiento de gran trascendencia, no solamente para la vida personal del Heredero de la Corona, sino también para el país en el que desempeñará la función de Jefe de Estado. 

De su futura esposa se han dicho muchas cosas. Se trata de una joven culta, trabajadora... que encarna bastante bien el prototipo de mujer moderna. No obstante, un dato de su biografía resultaba, ya desde el principio, un tanto “chirriante”: Letizia está divorciada. 

Muchos se han preguntado: ¿Cómo es posible que una mujer divorciada contraiga matrimonio canónico en la Catedral de Madrid con el Príncipe de Asturias? ¿Se trata de una excepción que hace la Iglesia, por tratarse de la boda de un miembro de la Familia Real? ¿Se le permite al Príncipe y a su futura esposa lo que se les niega a los demás divorciados? 

Con frecuencia, los titulares de prensa tienden a confundir las cosas. Y las cosas es preciso aclararlas, para saber, en cada momento, de qué hablamos; para poder opinar y juzgar con justicia, ajustándonos a la realidad. 

Y la realidad es que, en la Boda del Príncipe, la Iglesia no hará absolutamente ninguna excepción. Para contraer matrimonio canónico, para recibir el sacramento del matrimonio, se requieren al menos dos condiciones: estar bautizado y estar soltero. Ambas condiciones se cumplen en este caso. 

Es sabido que el Príncipe de Asturias es un hombre soltero. El problema no está en él, sino en su futura esposa. Pues bien, frente a lo que muchos puedan creer, Doña Letizia es también una mujer soltera. ¿Soltera y divorciada? Sí, soltera y divorciada. 

El matrimonio que Letizia había contraído no fue un matrimonio sacramental, fue solamente un matrimonio civil. Y para un católico un matrimonio civil no es matrimonio. Si dos católicos se casan civilmente siguen, a los ojos de la Iglesia, tan solteros como antes de casarse. Por tanto, si ese matrimonio civil se disuelve por una sentencia de divorcio, la persona divorciada queda absolutamente libre para casarse de nuevo. La sentencia de divorcio es necesaria, dicho sea de paso, no tanto para contraer el matrimonio canónico, sino para no vulnerar la ley civil que impide la bigamia. 

Según la doctrina católica existe una unión entre el contrato matrimonial y el sacramento, de tal modo que “entre bautizados, no puede haber contrato matrimonial válido que no sea por eso mismo sacramento” (Código de Derecho canónico, canon 1055, & 2). Dicho de otra manera: dos bautizados, o se casan por la Iglesia, o no se casan en absoluto. No es válido para ellos, desde la perspectiva de la Iglesia, el matrimonio civil. 

Por consiguiente, no hay, en este sentido, ninguna dificultad para que el Príncipe se case con Doña Letizia. Ambos estás bautizados y ambos solteros. Él es soltero; ella también lo es. Cuando contraigan el sacramento del matrimonio quedarán convertidos en marido y mujer “hasta que la muerte los separe”. 

Porque para todos, Príncipes o mendigos, el matrimonio válido es para toda la vida.