La Familia y la Vida

Autor: Padre Guillermo Juan Morado



Los Obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida, de la Conferencia Episcopal Española, merecen un aplauso por la campaña organizada para el Día de la Familia y de la Vida, celebrada el 28 de Diciembre, Fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret. En el marco litúrgico de la Navidad, los Obispos nos animan a contemplar la manifestación de un Dios que se hizo hombre; del Todopoderoso que se hace un niño pobre y débil.
El Día de la Familia y de la Vida ha tenido como lema "Cuida tus raíces, defiende la vida". ¿Dónde están las raíces de la familia? No, ciertamente, en las convenciones de los hombres, sino en Dios Creador, que hizo al hombre a su imagen, que le llamó a la comunión y al amor, que hizo fecunda su unión 
en los hijos. Resuenan así las palabras del Génesis: Dios "los creó hombre y 
mujer y los bendijo diciendo: Creced y multiplicaos, llenad la tierra". 
El amor conyugal, el amor del esposo y de la esposa, incluye pues, por voluntad 
del Creador, una llamada a la comunión y a la transmisión de la vida. 
Mediante la comunión de personas, que se realiza en el matrimonio, hombre y mujer dan origen a la familia, verdadero santuario del amor y de la vida.
El matrimonio, la familia y la vida han de hacer frente a diversos desafíos. 
Son realidades amenazadas. Y lo son porque se pone en duda la identidad misma del matrimonio y de la familia, y por la debilidad de los sujetos, incapaces de asumir, tantas veces, las propias responsabilidades. A los cristianos no nos corresponde juzgar, sino comprender a las personas, pero sin abdicar del servicio de la verdad, sin enmascarar las cosas, sin dejar de llamarlas por su nombre.
Es preciso recuperar las raíces cristianas del matrimonio y de la familia: 
"No rompáis vuestras raíces cristianas", exhortaba el Papa en su último 
viaje a España. El hombre, como los árboles, no puede vivir sin raíces. 
Como la encina, que tiene tanto volumen de raíces bajo tierra como ramas 
hacia el cielo, el hombre está llamado a ser resistente. Mantendrá su dignidad 
si sus raíces están arraigadas en Dios.
Los hijos son el fruto del amor de los esposos; jamás un castigo o una enfermedad. La vida humana es un don recibido para ser a su vez dado. 
El hijo es fruto del amor de los esposos y es también don de Dios; un don 
que los esposos han de cuidar y proteger.
Los Obispos citan, a propósito de la defensa de la vida, unas profundas palabras de la Madre Teresa de Calcuta: "Toda vida pertenece a Dios. El aborto mata la paz del mundo... Es el peor enemigo de la paz; porque si una madre es capaz de destruir a su propio hijo, ¿qué me impide matarte? 
¿Qué te impide matarme? Ya no queda ningún impedimento". Un embarazo no 
deseado, incluso un error, no se borra jamás con un crimen.
La Fiesta de la Sagrada Familia es ocasión propicia para encomendar nuestras 
familias a la Familia de Nazaret: Para que se mantengan unidas en el amor y 
produzcan abundantes frutos de santidad. Es ocasión propicia para pedir por 
todas las madres tentadas de abortar. Es momento adecuado para rogar por 
todas las familias y por todos los niños, también por los no nacidos.
Gracias a estos Obispos por sus palabras, claras, valientes y auténticamente 
proféticas.