El cultivo de las vocaciones: un problema vital para Europa

Autor: Padre Guillermo Juan Morado

 

En la Exhortación Apostólica “Ecclesia in Europa”, Juan Pablo II constata la “preocupante escasez de seminaristas” y señala la urgente necesidad de una “adecuada pastoral de las vocaciones”. El cultivo de las vocaciones es “un problema vital para el futuro de la fe cristiana en Europa” y “paso obligado para una Iglesia que quiera anunciar, celebrar y servir al Evangelio de la esperanza” (Ecclesia in Europa, 39).

No se trata, por consiguiente, de una cuestión secundaria o meramente opcional; se trata del ser o no ser de la Iglesia en Europa; de la existencia o no de un futuro para la fe cristiana en nuestro continente. La escasez de seminaristas constituye, en sí misma, un síntoma de enfermedad; una señal de alarma de que algo no va bien; una prueba de la decadencia de la vida cristiana en nuestras sociedades occidentales. Una Iglesia local sin seminaristas es una Iglesia que camina hacia la extinción; que da pasos hacia la muerte.

La fe y la esperanza han de movernos a “apostar” por el futuro, a creer que un cambio de tendencia es posible, porque Dios sigue llamando, y porque sabemos que, sin sacerdotes, no hay Eucaristía ni, por consiguiente, Iglesia. Pretextar, como a veces se oye, que la escasez de sacerdotes supondría una ocasión p propicia para la promoción de los laicos es confundir las cosas: «no tenemos que contentarnos fácilmente – recordaba Juan Pablo II al Clero de Roma - con la explicación, según la cual la falta de vocaciones sacerdotales sería compensada por el crecimiento del compromiso apostólico de los laicos, o sería querida por la Providencia para favorecer el crecimiento del laicado. Al contrario –afirmó–, cuanto más numerosos son los laicos que quieren vivir con generosidad su propia vocación bautismal, más se hace necesaria la presencia y la obra específica de los ministros ordenados».

¿Cómo desarrollar una adecuada pastoral vocacional? El Papa ofrece, al respecto, algunas indicaciones en “Ecclesia in Europa”, 40:

Explicando a los fieles “la fe de la Iglesia sobre la naturaleza y la dignidad del sacerdocio ministerial”.
Animando a las familias a vivir como “iglesias domésticas”, en cuyo seno se puedan percibir, acoger y acompañar las diversas vocaciones.
Realizando una acción pastoral que ayude, sobre todo a los jóvenes, a tomar opciones de una vida arraigada en Cristo y en la Iglesia.
Llevando “el anuncio vocacional al terreno de la pastoral ordinaria”, reavivando en los jóvenes la “nostalgia de Dios” y propagando en las Comunidades “un gran movimiento de oración”.
Considerando la pastoral de las vocaciones como “uno de los objetivos primarios de toda la Comunidad cristiana”.
Viviendo y actuando, los sacerdotes, en coherencia con la propia identidad sacramental.

El Seminario es, a la vez, resultado de la pastoral de las vocaciones y estímulo para la misma. En la medida en que surjan vocaciones, el Seminario tendrá futuro. En la medida en que el Seminario genere confianza e ilusión, surgirán vocaciones.

6 Diciembre 2003