Embarazos, sexo seguro y cuerpo humano

Autor: Padre Guillermo Juan Morado

 

 

Una chica que no tiene la suficiente madurez para ser madre no debe quedarse embarazada. De igual modo que un chico que no tiene la suficiente madurez para ser padre, no debe dejar a una chica embarazada. Pero los embarazos no se producen por estornudar, ni por saludarse al salir de clase.

Curiosamente, es la mentalidad permisiva vigente, de sexo sin responsabilidad, al que llaman "sexo seguro", lo que está disparando el número de embarazos entre las adolescentes y, por desgracia, el número de abortos. Recurrir a los anticonceptivos, sin modificar la conducta, no es más que un parche. Porque el anticonceptivo falla, o puede fallar, y la mentalidad pro-anticonceptiva dice: si falla el anticonceptivo, se recurre al aborto y asunto arreglado.

Hay que revalorizar, por el contrario, el significado del cuerpo. Un hombre o una mujer, si quieren vivir de acuerdo con su dignidad de personas, no pueden entregar su cuerpo a cualquiera. El cuerpo es parte de uno mismo. Yo “soy” mi cuerpo, no sólo “tengo” cuerpo. Cuando nos duele un brazo, decimos: "Tengo dolor en el brazo" o "me duele el brazo"; no decimos: "el brazo tiene dolor".

Si deseamos que las personas se respeten a sí mismas, deben aprender a respetar sus propios cuerpos y los cuerpos de los demás. Es indigno del ser humano mercadear con su cuerpo, exponerlo para disfrute animal en la plaza pública, convertirlo en material de prostitución no retribuida. Es humano, y liberador, y digno, que la entrega del cuerpo sea signo y manifestación de la mutua entrega personal de un hombre y de una mujer.

Pero aquí estamos hablando, entonces, de una entrega seria, responsable que, por consiguiente, no teme abrirse a la vida.