Nos detenemos y pensamos...

Autora: Graciela De Filippis

 

 

Balance, recuento final... En un momento de nuestra vida nos detenemos y
pensamos en todo aquello que no hicimos o que hicimos mal, en todos los afectos que dejamos pasar....

Pensamos en lo que dimos y también en lo que no dimos...

En qué aprendimos y qué no...

Encontramos quizás asignaturas pendientes, con sus turnos de exámenes ya
vencidos y nos damos cuenta que ya no podemos recursar, que ya se venció el
plazo...

 

Nuestro balance puede ser positivo o arrojar un saldo negativo que nos lleve
a la tristeza, al dolor.

 

Todos en algún momento de nuestras vidas deseamos volver a ser jóvenes de
nuevo... También pensamos en lo lindo que hubiera sido que en aquel momento...

Un día nos encontramos mirando hacia atrás, y nos enfadamos por el abrazo que no dimos, por el beso que negamos, por la palabra que dejamos salir y que lastimó a un ser querido, por la distancia que pusimos y que nos separó de alguien a quien amamos mucho...

Sentimos que es imposible regresar a ese momento, que ya es tarde y sin
embargo tenemos vida aún y un baúl enorme lleno de enseñanzas y experiencias valiosas frente a nosotros mismos...

Quizás ya no vuelve esa persona que dejamos ir, quizás mamá o papá ya no
están con nosotros para decirles cuánto los amamos una y otra vez, quizás
nuestros hijos ya pintan canas y no podemos darles aquel tiempo que en sus
infancias nos reclamaban, ni tampoco podemos enmendar el error que hizo que
nuestra vida fuera diferente a partir de él... Pero estamos vivos, tenemos vida y frente a nosotros sigue presente ese baúl lleno de recuerdos, enseñanzas y experiencias.

 

Ya no podemos desandar el camino, ni podemos volver a esos momentos pero SI podemos estirar la mano y abrir el baúl... En él tenemos tanto de nosotros, lo lindo y lo feo, lo justo e injusto, nuestras alegrías y nuestras tristezas, nuestros aciertos y desaciertos, nuestras mejores intenciones y también las peores pero estamos vivos, tenemos vida...

 

¿Entonces qué hacer?

Agradecer que somos parte de esta vida, que bueno o malo nuestro balance
tenemos hoy la posibilidad de hacerlo y luego tomar del baúl nuestra experiencia y todas las enseñanzas recibidas para que con ellas podamos iluminar la vida de quienes están a nuestro lado, de quienes se acercan a
nosotros y por sobre todo iluminar el sendero que nos permitirá llegar a la
cumbre de nuestra vida en paz.