Una vez más, el Rosario
(Testimonio)

Autor: Gloria Leticia Sánchez García

Esto se los platico amigos, como algo que me ha impresionado mucho, a la vez que me ha llenado de alegría y contento y por supuesto no he dejado de sentir en lo más profundo, el hecho de que ella muy pronto nos pueda dejar...
Mi madre es una linda ancianita, tiene por gracia de Dios, la edad de 92 años. Ha sido desde siempre una persona muy activa y a pesar de que hace unos quince años sufrió un accidente automovilístico que por consecuencia le dejó una pierna totalmente astillada y también la muñeca de su mano; ella, después de una operación muy conveniente, se supo sobreponer y en un tiempo extraordinariamente rápido, pudo volver a caminar y valerse de su mano.
Pasa su vida serenamente, aún en compañía de mi papá, el marido que verdaderamente ha sido su pareja ideal, pues les ha tocado por bendición compartir sus vidas por tanto tiempo y Dios les ha colmado de sabiduría y han sabido afrontar siempre juntos toda adversidad, toda alegría, toda prueba con que la misma vida nos suele sorprender.
En la actualidad ella casi no ve ni oye con claridad y es muy dada a rezar el Rosario, aunque la mayoría de las veces al estar rezando se queda dormida. Esto me cuenta ella: que entre dormitando y rezando empezó a sentirse muy mal, una sensación de que el cuerpo se va aletargando, ya no corre sangre, como que éste se congela, en otras palabras, como que la vida se escapa. Al sentirse así, tan mal, se sentó inmediatamente y en ese momento escuchó una voz muy muy clara, que le dijo: “No lo sueltes, no lo sueltes”, en ese momento se percató de que tenía el Rosario enredado en su mano y apretándolo con fuerza se puso a rezar nuevamente hasta que se fue calmando.

Cuando me lo contó me invadió una sensación de emoción y alegría, ella dice que fue su Ángel de la Guarda, pues al lado de su cama, sobre su mueble de noche, tiene un angelito con carita y manos de porcelana y que también es una lámpara, que al encenderla, todo su atuendo se ilumina. Yo digo que fue nuestra amada Madre Santísima que siempre cuida que todos se salven.
Esto mis amigos, me enseña lo verdaderamente valiosa que es la “herramienta” del Rosario, acordémonos que la devoción a la Virgen María es el arma poderosa contra el maligno. (“ ...ella te aplastará la cabeza...” Gn.3). 
Les decía que esto me llena de alegría y contento porque confirmo que nuestra Madre nunca nos abandona y también con esto me angustio un poco porque siento que de alguna manera es un aviso que me prepara para afrontar su ausencia cuando el Señor la llame.
Solo pido amigos míos, una oración para encomendarla, a ella y a todos los ancianitos del mundo, a nuestra Madre Santísima. “... no estoy yo aquí, que soy tu Madre?...”
Muchas gracias.