Un tonto con mala suerte

Autor: Gloria Leticia Sánchez García

 

 

Resulta que un día, se encontraba un hombre que sentía no armonizar con su entorno; no prosperaba, no tenía dinero, no tenía amistades, estaba flaco y malvestido, nada le iba bien... entonces se dijo a sí mismo que todo eso se debía a su mala suerte

Este hombre se decidió buscar a Dios para contarle sus desdichas y empezó a caminar por el mundo rogando siempre poder encontrarlo. Al lado del camino vio una ermita y se introdujo en ella encontrando ahí una enorme cruz de madera. Muy respetuoso se quitó su gorra, se puso de rodillas y empezó a platicar con el Señor.

-Sabes? Estoy ya muy cansando, todo me va muy mal, tengo muy mala suerte... El Señor no lo dejó terminar y le dijo: -Ah, tienes mala suerte... entonces lo que debes hacer es ir al fin del mundo y buscar tu buena suerte!

El hombre al oír esto sonrió, se puso su gorra y empezó a caminar dirigiéndose al fin del mundo.

Por el camino se encontró a un lobo, lo saludó y le dijo: -¿Cómo estás señor lobo? y el lobo le respondió: -Bueno, no muy bien, mira que flaco estoy, no he comido, tengo los pelos tiesos y el rabo caído, apenas me puedo sostener en pie... –No sigas, no sigas, dijo el hombre, -ya sé, es producto de tu mala suerte. Sabes? yo voy al fin del mundo a encontrar mi buena suerte, si quieres cuando la encuentre le hablaré de ti a ver si te puede ayudar a ti también... –Claro!, por favor no te olvides...

Se fue el hombre caminando hacia el fin del mundo y de repente se topó con un árbol. -¿Cómo estás señor árbol? le dijo el hombre. Y el árbol le respondió: Bueno, no muy bien, mira cómo está mi tallo todo torcido, mis ramas secas, las hojas se me caen sin hacer viento... –Ah, no sigas, no sigas, dijo el hombre, -todo eso se debe a tu mala suerte. Sabes? yo voy al fin del mundo a encontrar mi buena suerte, si quieres cuando la encuentre le hablaré de ti a ver si te puede ayudar a ti también... –Claro!, por favor no te olvides...

Siguió el hombre caminando hacia el fin del mundo. Por el camino se encontró una cabañita hermosa cerca de un río, había muchas flores y cantaban los pájaros, atrás había un lindo bosque y de la cabañita salió una mujer muy guapa. El hombre la saludó y le dijo: -Buenos días hermana, cómo estás? La mujer le dijo: -Bueno, no muy bien, vivo aquí sola y triste apartada del mundo... –Ah, no sigas, no sigas, dijo el hombre, -todo eso se debe a tu mala suerte. Sabes? yo voy al fin del mundo a encontrar mi buena suerte, si quieres cuando la encuentre le hablaré de ti a ver si te puede ayudar a ti también... –Claro!, por favor no te olvides...

Tiempo después el hombre volvía de regreso y encontró a la mujer. Ella le preguntó si había encontrado a su buena suerte y él le dijo que sí. –Oye, y le hablaste de mí? –Ah, sí. –Y qué te dijo? –Dijo que buscaras una pareja, que te casaras y serías feliz... y siguió su camino.

Pasó por donde estaba el árbol y éste le preguntó si había encontrado a su buena suerte, él le dijo que sí. –Oye, y le hablaste de mí? –Ah, sí. –Y qué te dijo? –Dijo que escarbaras cerca de tus raíces y que encontrarías un tesoro y que al mover la tierra entraría mejor la humedad y crecerías sano...

Llegó a donde estaba el lobo y éste le preguntó si había encontrado su buena suerte, el hombre le respondió que sí. –Oye, y le hablaste de mí? –Ah, sí. –Y qué te dijo? –Dijo que te comieras al primer tonto que se te pusiera enfrente...

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¿Por qué nos quejamos, por qué nos empeñamos en buscar algo mejor cuando podemos encontrarlo justo ahí donde nos encontramos? Tenemos salud, tenemos casa, tenemos un trabajo, pertenecemos a una iglesia, tenemos padres, hermanos, hijos, amigos. Tenemos todo para vivir, por qué entonces esperamos siempre el tener mejor suerte cuando Dios nos ha dado los medios para ser felices?

La gente nunca sabe ser feliz porque siempre cree que:

el pasado fue más bonito de como fue,

el presente es más feo de como es,

el futuro será mejor de como será.

Esta fábula la escuché del padre José de la Iglesia de San Vicente Ferrer, México, D.F.