El mensaje de la semilla

Autor: Gloria Leticia Sánchez García

 

 

Soy la semilla que acaba de dejar caer el sembrador, el viento me hace volar a tierra, y mi pregunta es. ¿dónde caeré? Mientras no me quede estable en un sitio no podré saber cuál será mi futuro…

De repente me imagino que en lugar de semilla fuera yo un mensaje… sí, un mensaje. Si yo fuera un mensaje me gustaría ser un mensaje importante, así como la voz de un gran Monarca Imperial.

Si yo llegara a un gran palacio, me gustaría decirle al rey que recordara que el rey no vino a que le sirvan, sino a servir, por lo tanto le pediría que fuera humilde y servicial y que estuviera al tanto de las necesidades de su reinado, de sus subordinados, de sus comunidades, de su gente.

Si mi destino fuera el lugar de trabajo, me gustaría decir al trabajador que no deje de hacer su labor, que el trabajo dignifica al hombre, lo hace útil y lo ennoblece. Que si llegara algún día el Justo Juez, convendría que le encontrara en el arado, en la fábrica, en el hogar, en la oficina o donde realiza su labor.

Si llegara a un hospital le diría a los enfermos que ellos son muy queridos de Dios y que reflexionen en sus males, ¿no será que Dios los invita a trabajar con Él en la Redención?, es decir, que pueden utilizar sus penas y sufrimientos a favor de otras almas o las suyas propias?

Si cayera en un cuartel, les diría a los soldados que el adversario padece los mismos sufrimientos y dificultades que ellos, y que en la guerra están obligados a defender su patria, pero sin olvidarse de que son ellos mismos seres humanos.

Si me tocara llegar a una casa, diría a todos los miembros de la familia que la comunicación., la comprensión, la ayuda, esos actos de amor tan importantes, son la base de una vida en armonía y paz

Si me arrastrara el viento y me dejara en la calle, en la acera… yo le diría a los pobres que la verdadera riqueza no está en tener dinero o bienes materiales, sino que la verdadera felicidad les espera en la otra vida si saben aceptar con paciencia su realidad y luchan por la superación, pero sin dejar de actuar con honestidad.

Pero el viento ha soplado con fuerza y me ha depositado en la ladera de un monte, desde aquí podré ver el amanecer y la puesta del sol sin dificultad, desde aquí podré ver el poblado, las casas y la gente. La lluvia alimentará mis raíces y creceré como un gran árbol. El viento erguirá mi tronco, procuraré llegar a lo más alto y desde ahí, con el ruido y movimiento de mis ramas, continuamente haré una oración al Creador y le pediré que los mensajes que no pude dar… sean escuchados.