Internet en casa ¿debo aceptarlo?

Autor: German Sánchez Griese 
Fuente: catholic.net con permiso del autor

¿Debo aceptar el uso de internet en mi casa, sabiendo que los filtros son siempre esquivables, si creo que es la puerta para contenidos que van en contra de mis principios morales?


Esta pregunta me recuerda aquella historia que escuché una vez en la radio. Hablábamos precisamente de los altos contenidos eróticos de algunos programas y anuncios que se transmitían en horarios supuestamente infantiles y uno de los invitados nos decía: “Imagínate que llegas a tu casa y ves que en la sala está sentado tu hijo pequeño con un señor a quien tú no conoces y con la mayor familiaridad están hablando de temas sexuales. Bueno, lo primero que tú harías sería preguntarle: -Disculpe, señor, pero ¿cómo entró aquí y que está haciendo sin mi permiso hablando con mi hijo? Bueno, pues eso es lo mismo que pasa con la televisión, tienes a una persona a quien tú no has invitado, sentada en la sala de tu casa y hablando con tus hijos de sexo, de violencia y de otros muchos temas”.

Si ésto sucede con los medios de comunicación, podemos decir que el problema se eleva a grandes potencias cuando hablamos de internet en donde no hay “horarios infantiles” y el material que se ofrece va desde imágenes hasta escenas de cualquier tipo que se pueden ver o repetir, una y otra vez, al gusto del consumidor.

Pero no debemos satanizar los medios de comunicación, concretamente el internet. Recordemos que puede ser una herramienta poderosa para la educación (consulta de libros, enciclopedias, proyectos educativos), sano entretenimiento, formación. ¿Qué debemos hacer?

Algunos consejos prácticos:

1. Fija un horario para el uso de internet en tu casa. No permitas que tu casa se convierta en un espacio en donde conviven cibernautas aislados en su internet. Recuerda que el internet puede causar adicción si no pones límites.

2. Acostumbra a los tuyos a que utilicen internet para cubrir necesidades reales. Enséñales que internet se utiliza como una ayuda para hacer las tareas, visitar museos virtuales, realizar compras para ahorrar tiempo y dinero. Sácale jugo a tu economía a través de internet.

3. “Más vale prevenir que remediar”. Procura estar presente en casa durante el horario que hayas establecido para la utilización de internet y díles a los miembros de tu familia que no se encierren en sus cuartos mientras lo usan. Que dejen la puerta abierta para que tú puedas darte una vuelta, “por si tienen problemas técnicos con la computadora”. No te preocupes por lo que te digan. Acostúmbralos a que te sientan presente “por si acaso”.

4. Lo más importante: forma la conciencia de los tuyos. Tu familia no vive en un invernadero. No puedes taparles el sol con un dedo y negarles que vivan en el mundo. Es mejor que los prepares formando adecuadamente su conciencia. Enséñales a distinguir el bien del mal y motívales para que luchen siempre por cumplir el bien. Foméntales un gran amor a Dios para que de esta forma en todo su actuar cotidiano tengan como principio el agradar siempre y en todo lugar a Dios.