¿Existen los agentes secretos en Palestina?

Autor: Germán Sánchez Griese

Fuente: catholic.net con permiso del autor


Bombas, kamikazes, actos de terrorismo que brotan por doquier en la tierra de Cristo. ¿Dudamos que haya agentes secretos en Palestina? Judíos, musulmanes y cristianos ortodoxos enfrascados en conversaciones que no avanzan. ¿Quién mejor informado que un agente secreto en Palestina? Las calles orientales con sus muros que se retuercen como serpientes que huyen del sol, los bazares y tendejones esparcidos por la ciudad son los marcos ideales para observar sin ser observado, pasar confidencias, secretos, armas. Ojos escrutadores debajo de turbantes o solideos. 

Yo sí creo que existen agentes secretos en Palestina. Tengo el nombre de uno de ellos, las pruebas de su existencia y hasta escritos de su puño y letra que lo delatan como un hombre meticuloso, cauto, un detective que va hasta lo más profundo de sus investigaciones y no deja nada al azar. Su obsesión es la de darnos a conocer enfáticamente la existencia y los hechos de un nombre. Para ello no se ha contentado con haberlo observado él mismo, sino que ha ido a las fuentes históricas de ese hombre. Ha cuestionado a cuanta persona esté relacionada y tenga algo qué ver con ese hombre. Ha preguntado a parientes, incluso la madre del hombre en cuestión declaró ante él. Y por si fuera poco, ha seguido los pasos de sus colaboradores por toda Asia Menor para conocer qué decían, cómo actuaban, qué costumbres tenían. No se ha ahorrado nada en fatigas, desvelos o viajes y así ha recorrido en compañía de Pablo de Tarso cientos y miles de kilómetros. Y de todo ello nos da cuenta en dos libros que se llaman “Evangelio” y “Hechos de los Apóstoles”. En el “Evangelio” relata la vida, obra y milagros de un judío. Y en los “Hechos de los Apóstoles” va trazando los pasos de los primeros seguidores de ese judío, al que llaman Mesías, Hijo de David o el Cristo.

San Pablo llama a este agente secreto “querido médico” (Col. 4, 14). 

Hombre de gran cultura helenística y que seguramente estudió medicina en alguna escuela griega, tiene la formación de un historiador y así nos ha legado un “retrato hablado” de Cristo. Gracias a él conocemos los pormenores de la infancia de Cristo, las actitudes delicadas de su alma como la mansedumbre, la misericordia y el perdón con los pecadores. Parecería que estos tres temas son recurrentes en su Evangelio pues siempre los saca a colación en cuanto pasaje se empeñaba por describir o en cuanto milagro quiere relatar. ¿O es que quizás también él se dejó cautivar por la misericordia de Cristo?

Tal parecería que Lucas el evangelista, que es nuestro agente secreto en Palestina, vivió muy de cerca con los apóstoles, conoció y experimentó personalmente la amistad con Cristo y la vivió en su vida para con los demás, no sólo como médico, sino como hombre que busca hacer siempre el bien. No en vano, cuando muchos cristianos abandonan a San Pablo en el cautiverio, o cuando debe defender públicamente su fe, Lucas permanece con él. Oigamos este testimonio de los labios del propio Pablo cuando le escribe a Timoteo: “Apresúrate a venir a mí cuanto antes, porque me ha abandonado Demas por amor a este mundo y se ha marchado a Tesalónica; Crescente, a Galacia; Tito a Dalmacia. El único que está conmigo es Lucas” (2Tim. 9 – 11).

Bien vale la pena adentrarnos en la lectura de sus dos libros para conocer la figura del Cristo “manso y humilde de corazón” que sabiamente ha sabido recoger Lucas. Le gusta subrayar la misericordia de su maestro con los pecadores, insiste gustoso en la ternura de Jesús con los humildes y los pobres, mientras que los orgullosos y los ricos que disfrutan son severamente tratados. Llama al arrepentimiento y a la renuncia. Y todo esto lo describe en una atmósfera de gratitud por los beneficios divinos y de alegría espiritual que envuelve maravillosamente sus dos escritos, convertidos ya en “best – seller” al cabo de veintiún siglos de ediciones constantes.

¿Qué tal si hoy tomamos el tercer evangelio, el de San Lucas y lo leemos pausadamente, buscando las claves de ternura con los que lo ha escrito su autor? Además, tendremos la seguridad de que su testimonio es verdadero, como el de un inspector o un agente secreto.