Consagración a la Virgen de Fátima

Autor: Gerardo García Helder

           

Madre y Señora mía,
yo me consagro hoy a tu Inmaculado Corazón.
Te entrego todo lo que viví y lo que me resta de vida,
mi ser entero con todas sus limitaciones y capacidades,
mi corazón con sus afectos y deseos,
mis sentidos, mis trabajos, sufrimientos y alegrías,
mis días y mis noches, mi vida y mi muerte.
Todo cuanto soy y cuanto tengo lo pongo en tus manos
acepta mi ofrecimiento y tómame bajo tu amparo.
Acompáñame en el camino,
ilumina mis tinieblas, sostiene mi debilidad,
cura mis heridas, corrige mis desvíos,
suaviza mi dureza, enciende mi frialdad.
Ábreme al amor transformante del Dios
que quiere que todos los hombres se salven
y lleguen al conocimiento de la verdad.
Enséñame el arte de honrar la vida,
a disfrutar de las cosas simples,
a no caer en el desaliento, a servir a Dios en los demás.
Condúceme hacia tu Hijo, empápame de sus sentimientos,
concédeme ser manso y humilde como él,
dame un corazón misericordioso y comprensivo.
Aléjame del juzgar, concédeme perdonar,
no permitas que nunca me aparte de ti.
Y después de este camino, muéstrame a Jesús,
el fruto bendito de tu vientre,
oh clementísima, oh piadosa,
oh dulce, Virgen María.

Amén.