Visiones y propuestas en Aparecida

Autor:  Ignacio Sarre

Fuente: Gama

 

 

El Papa habló a los latinoamericanos con profundidad espiritual, con un gran realismo, sentido pastoral y con mucho afecto, como nos gusta. 

Mucha luz ha dejado Benedicto XVI a los participantes en la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano. El discurso de apertura fue magistral. No nos referimos a la maestría del erudito; el Papa hace mucho más que transmitir un saber. Sus palabras ya están siendo el foco de inspiración de las reflexiones y trabajos, que se plasmarán en un Documento Final  con orientaciones pastorales para la Iglesia en América Latina. 

Pero ¿qué se ha dicho y hecho en Aparecida durante esta primer semana de trabajo? Los 266 participantes se han distribuido en 15 grupos para algunas sesiones de trabajo. El cometido ha sido profundizar en los horizontes del tiempo actual que vive la Iglesia en Latinoamérica y en la propia condición de “discípulos y misioneros de Jesucristo”. Se trata de VER, no como sociólogos sino con mirada de pastores. Pasos sucesivos serán JUZGAR esta realidad, a la luz del Evangelio, y proponer caminos para ACTUAR en consecuencia.  

Además de los trabajos en grupo, varios obispos han tenido ya la oportunidad de hablar a la asamblea en pleno. Han sido los presidentes de Conferencias Episcopales y algunos miembros de la Curia Romana los primeros en compartir sus visiones y propuestas.   

Lanzar las redes, junto al sucesor de Pedro 

En la sesión inaugural, el cardenal Francisco Javier Errázuriz (arzobispo de Santiago de Chile y presidente del CELAM) enmarcó los trabajos de la V Conferencia en el pasaje de la pesca milagrosa. «Junto al Sucesor de Pedro y con él queremos renovar el compromiso de lanzar las redes al inicio de este siglo, con la confianza de lanzarlas en el nombre del Señor. Lo hacemos con la esperanza de una pesca abundante y milagrosa, para que en nuestros pueblos vean la luz del Día, la luz de Cristo». 

Tomar a Cristo en serio

El primer día de actividades quedó marcado por la oración y la adoración eucarística. El cardenal Giovanni Battista Re (Congregación para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina) invitó a los participantes a una dócil escucha del Espíritu Santo y al espíritu de comunión bajo la guía del Santo Padre. Inspirándose en el tema de la Conferencia, afirmó: «Ser discípulos significa seguir a Cristo... tomar a Cristo en serio. Ser misioneros significa anunciar a Cristo, hacerlo conocer y amar, testimoniarlo en la vida cotidiana con coherencia, con claridad, con humildad, con gozo y con valentía”. Y lanzó el reto: “Es el momento de una presencia más activa de los católicos, como fieles discípulos de Cristo. Una presencia animada por el espíritu misionero que compromete en la evangelización y en el testimonio, redescubriendo la Palabra de Dios como luz, como fuerza y como guía, para encontrar soluciones a los problemas y a las situaciones peculiares de América Latina y el Caribe». 

Experimentar y compartir la belleza de ser cristianos 

El cardenal Stanislaw Rylko (Pontificio Consejo para los Laicos) señaló a los movimientos eclesiales como signos de esperanza. Sus miembros deben seguir aportando el impulso misionero, la necesaria formación en la fe, la vivencia de un cristianismo lleno de alegría y entusiasmo. Puntualizó el reto de lograr ser testigos, comunicadores y educadores de la belleza de ser cristianos. Lo dijo el Papa en la primera homilía de su ministerio petrino: «Quien deja entrar a Cristo no pierde nada, nada - absolutamente nada - de lo que hace la vida libre, bella y grande». 

Formar líderes coherentes al servicio de la verdad

Monseñor Héctor Miguel Cabrejos Vidarte (presidente de la Conferencia Episcopal de Perú) se refirió a la ausencia de líderes coherentes en convicciones éticas y religiosas al servicio de la verdad y el bien común, e indicó que ellos hacen falta en el ámbito de la política, la economía y la comunicación social. Es «una realidad que perjudica y/o pone en peligro principios cristianos y humanos en nuestra sociedad». 

Impulsados por la caridad, defender la vida y la dignidad de la persona 

El cardenal Alfonso López Trujillo (Pontificio Consejo para la Familia) denunció la actual mentalidad contra la vida y la familia. Habló incluso de una conjura que convierte el delito en derecho. Afirmó que el compromiso de la Iglesia en defensa y promoción de la dignidad humana no se basa en razones sociales, ni se debe a una moda más o menos pasajera; no se fundamenta en ninguna ideología. Ni siquiera se trata de un tema puramente moral, en cuanto exigencia de comportarse en modo correcto. «Es el mandamiento supremo de la caridad, principio fundamental de la fe cristiana, el impulso principal que la guía en su esfuerzo de búsqueda y compromiso para contrarrestar y abrogar todo aquello que vulnere la dignidad del hombre, principalmente del más débil». 

Experimentar la urgencia de vocaciones sacerdotales  

El Presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala presentó la ingente necesidad de vocaciones cuestionando: «¿Qué atención pastoral puede dar un sacerdote a 40,000 fieles? El Papa nos ha dicho: "el encuentro con Cristo en la Eucaristía suscita el compromiso de la evangelización" y también "los primeros promotores del discipulado y de la misión son los sacerdotes". Pero ¿qué alternativa podemos ofrecer cuando hay comunidades que apenas pueden tener la celebración de la Eucaristía una vez cada tres meses por la distancia?». 

Ser hombres nuevos por medio la oración 

Monseñor Fernando Sáenz Lacalle, representando a la Iglesia en El Salvador, parafraseó a su predecesor, Mons. Oscar Romero: “No gritemos solo cambios de estructuras porque de nada sirven las estructuras nuevas cuando no hay hombres nuevos que manejen y vivan esas estructuras”. En este sentido, habló de la oración como principal tarea de quien debe ser líder del pueblo de Dios: «¡Cuántos problemas nos aquejan porque no oramos como debemos! ¿Quién no siente que nuestra crisis de vocaciones sacerdotales no es también consecuencia de la crisis de oración?. Tenemos que recordar que la obra en que estamos involucrados, es del Señor. No son nuestras capacidades, sino la gracia de Dios, lo que nos va a salvar, siempre que prestemos la colaboración necesaria». 

Ser una Iglesia que busque a sus hijos y les haga sentir su calor 

El cardenal Cláudio Hummes (Congregación Vaticana para el Clero) subrayó la necesidad que tiene la Iglesia de ser misionera en su propio territorio, «para salir en búsqueda de los católicos alejados y de todos que poco o nada conocen de Jesucristo y su Reino... Es necesario oír las personas que tanto tienen a decirnos sobre sus sufrimientos y miserias, sus alegrías y aspiraciones, después rezar con ellas, anunciarles de nuevo la persona de Jesucristo y conducirlas a un fuerte encuentro personal y comunitario con Cristo, para despertar la adhesión personal a Él y así se vuelvan sus discípulos. Nuestro pueblo necesita sentir más el calor y la proximidad de su Iglesia».   

Quien fuera arzobispo de Sao Paulo, hasta el pasado mes de octubre, mencionó con esperanza una “gran misión continental permanente”. Se espera que ésta sea una de las iniciativas y decisiones que brote de la Conferencia de Aparecida.  

Mientras los pastores continúan la reflexión y el trabajo, todos los católicos estamos invitados a acompañarles con la oración; a mantenernos informados del curso general de la Conferencia; a examinarnos personalmente sobre nuestro papel en la situación actual de nuestra Iglesia en Latinoamérica; y a sumarnos con entusiasmo a las iniciativas que surjan de este encuentro eclesial.