Unos hijos especiales

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

  Una pareja muy ilusionada se casó por la Iglesia y tuvieron un hijo que vino con problemas. Al principio se rebelaron contra Dios y renegaron de la vida. No entraba en su proyecto de vida esta realidad cruda y dura. "¿Qué hemos hecho para merecer esto?" se repetían continuamente entre lágrimas y suspiros.

 

 Aquel niño tenía el Síndrome de Down, es decir poseía una anormalidad cromosómica y tenía 47 cromosomas en vez de los 46 normales. Uno de los cromosomas pequeños del grupo G estaba presente por triplicado, en vez de duplicado, lo que los expertos llaman trisomía del par 21.

 

Aquellos padres empezaron a informarse de esta enfermedad y descubrieron que este síndrome es muy frecuente, una incidencia de cerca del 1 por cada 700 recién nacidos. Comenzaron a reunirse con otros matrimonios que tenían el mismo problema y descubrieron que su rechazo despiadado del principio se iba convirtiendo progresivamente en una aceptación considerable.

 

En una reunión de matrimonios que tenían hijos con Síndrome de Down una madre comentó: "Al principio fue muy duro aceptar la realidad. Nos rebelábamos contra todo e incluso no aceptábamos a nuestro hijo ni le dábamos todo el amor que se merecía. Descubrí que un hijo normal se educa para que se vaya algún día de casa pero éste tenía que ser educado para quedarse con nosotros siempre, y su cariño no lo cambio ya por nada del mundo".