Un clamor en el corazón de un no creyente

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

Un hombre, conocido activista a favor de colectivos marginados y grupos étnicos desfavorecidos del mundo, comentó a un amigo suyo, creyente comprometido y cristiano practicante: “Hay una Iglesia con al que me identifico y a la que admiro, una Iglesia que ayuda a las causas perdidas y se identifica con los sin-voz de la tierra, pero hay otra Iglesia, burocrática y grandiosa, piramidal e inmisericorde, lejana a la realidad y preocupada por los asuntos imposibles y la belleza de sus propios templos, y esa misma Iglesia me hace palidecer y renegarme desde dentro.

En algunos momentos desearía creer y tener una razón última que haga llevadera mi propia existencia, pero inmediatamente brota mi rechazo más intenso y mi indiferencia más cierta que hace absurdo mi propio deseo. Y no es por mi familia, que es muy creyente, sino por mi propio vaciamiento”.

Y su amigo le comentó: “Por favor, no cambies en tu preocupación por la justicia y la solidaridad con los más desheredados de la tierra. Aunque no sientas que tu anhelo es obra de Dios, algún día descubrirás que Dios escribe siempre en la vida de cada hombre y mujer que vienen a este mundo, y en el momento menos esperado se hará encontradizo en tu mismo vaciamiento”.