Una paz sin justicia?

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

La aspiración para conseguir la paz entre los pueblos ha sido uno de los ideales y utopías del hombre. Sin embargo, esta misma aspiración contrasta con la realidad mundial y con la misma memoria histórica de la existencia humana en nuestro diminuto planeta.

La paz no es solamente ausencia de guerra, sino que la verdadera paz se cimenta en la justicia y en la solidaridad. Desde este planteamiento ético, la división y desigualdad socio-económico entre las distintas partes del planeta y la división tópica NORTE-SUR, es decir, países desarrollados y países en vías de desarrollo es un atentado contra la misma existencia de la paz.

La denuncia de la guerra como un "azote" que obstaculiza la estabilidad y el equilibrio cultural de los pueblos, aunque en ocasiones es un arma para subrayar la identidad nacional de una población, es urgente en este tiempo nuestro, inicio del siglo XXI, época muchas veces presentada como el culmen del "mejor mundo de los mundos posibles". Esta denuncia conlleva al mismo tiempo la desautorización de la carrera de armamentos, el negocio más rentable en los países desarrollados, auténtica manifestación de la doble moral e hipocresía de los gobernantes.

Afirmar que la auténtica paz debe ir unida a la justicia, no solamente personal o individual sino colectiva y planetaria, es atacar la ley de la selva, es decir, el dominio de los más fuertes o más adinerados en una sociedad dejando al margen y en desigualdad de oportunidades a los menos favorecidos. 

La auténtica paz debe ir unida necesariamente a la solidaridad y a la preocupación por el bien de los demás, en especial de las grandes masas de pobres que se hallan dispersos por el planeta.

Pienso que el mantenimiento de la paz y la solidaridad conlleva una colaboración económica con los países en vías de desarrollo, la necesidad de perpetuar la identidad y el patrimonio cultural de los pueblos, la denuncia cada vez más afianzada de la violación de los derechos humanos y una preocupación más decidida para educar a los humanos para defender la paz, la auténtica paz que aúna justicia, libertad y respeto hacia los demás, sobre todo a los que tienen opiniones distintas.