Signo de contradicción

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

“El Angel de la Iglesia de Laodicea escribía: Así habla el Amén, el testigo fiel y veraz, el Principio de la creación de Dios. Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca!” (Ap 3,14-16).

 

¡Ay, pobre de nosotros, que no somos ni frío ni calientes, que no escandalizamos por vivir el evangelio sino por no vivirlo ni comprometernos con él, que no somos signo de contradicción en este mundo tan poco dado a querer y poco dado a perdonar!

 

¡Ay, pobre de nosotros, que no movemos ni un dedo para avanzar el Reino de los Cielos ni nos preocupamos por llevar a otros a Cristo, el eternamente joven!

 

¡Ay, pobre de nosotros, que llevamos con poca dignidad el nombre de cristianos y no dejamos que otros se acerquen con humildad al recinto sagrado de Dios para encauzar su vida y sus sendas desde Él!