Ser libre

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

                                          

                   

La auténtica fe se cementa en la libertad. Nadie puede obligar a creer. La fe es un ofrecimiento, es un don. Y como tal debe ser vivida: un fe en libertad. Para ser libres nos libertó Cristo, no para recaer en el temor ni en las redes de la esclavitud. Y desde la fe, la vida debe ser vivida en libertad, en verdad y en autenticidad. Si te sientes esclavo, si te sientes falso e inauténtico algo falla en tu vida, algo impide que vivas intensamente la fe.

La fe refiere su propia esencia y razón a una persona, Jesús de Nazaret, el Resucitado, cuyo rasgo más destacado es su libertad.

Ocurre que tenemos miedo a la libertad. Una persona libre exige estar continuamente abierto a los demás, a relativizar sus planteamientos políticos, religiosos y personales; conlleva romper con prejuicios de grupo, de ideologías y tópicos, y va unido necesariamente a la búsqueda de la verdad, y a trabajar contra todo tipo de esclavitudes contemporáneas tales como las modas, la ignorancia, las desigualdades, los lazos de parentesco... Y no todos estamos dispuestos a ese riesgo de perder la seguridad por lo incierto. Por eso la libertad se convierte en una amenaza, no sólo una amenaza pública sino personal, de nuestra propia andadura repleta de artilugios y mecanismos de defensa, cosidos con sutiles chantajes sociales, grupales y familiares.