Rechazo a todo extranjero

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

Un joven era racista y no admitía a gente que fuere de otra raza ni color. Se había integrado en una patrulla de inspiración nazis y en muchas ocasiones había amenazado a gente que no pensaba como él, llegando incluso a torturar a unos jóvenes magredíes.

 

Un profesor le sugirió que debía tener una actitud no beligerante y tolerante con todos y que debía comprender que en una sociedad plural y democrática había sitio para todos.

 

El joven le manifestó que todos los extranjeros eran basura, que había que echarlos del país y que jamás cambiaría de opinión.

 

El profesor le comentó: “Debes creer en el poder del amor y no anclar en tu corazón deseos de venganza y de odio. El otro día leí algo que te puede ayudar a comprender que pertenecemos a un mundo con múltiples relaciones y que tú eres parte de un todo: “Tu Cristo es judío; tu coche, japonés; tu pizza, italiana; tu democracia, griega; tu café es brasileño; tus cifras son árabes; tu escritura, latina. Y tu vecino, ¿un despreciable extranjero?”

 

Aquellas palabras le hicieron comprender que no podía hablar tan a la ligera de la marginación hacia todo lo extranjero.