Programas basura

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

La televisión, en muchas de sus manifestaciones, se ha convertido en un exponente de lo más vulgar y cotidiano de la realidad.

Ya no interesan los agentes sociales que más positivamente construyen una sociedad; a decir verdad se silencia su presencia y su aportación benéfica para la misma sociedad  en su conjunto.

La audiencia genera beneficios económicos como reclamo para publicitar una marca o una empresa, y este “safari”, cada vez más férreo, se hace evidente en cada programa televisivo y en cada fotograma.

Las televisiones, en general, ya no buscan aquello que mejor contribuya a generar una sociedad más justa, más sana, más humana y más cimentada en valores. Eso no es rentable y además, eso parece que no es de interés.

Puede ser que en el foro interno de cada ciudadano y cada ciudadana, todos nos sintamos atraídos por ese mundo burdo y oscuro, salvaje y anárquico, sucio y bajo, que con mucha intensidad potencian las televisiones, y se dispara la audiencia ante programas de una calidad  discutible y un chismorreo atronador.

Se nos ponen como personajes que merecen una dedicación especial aquellos cuyo mayor mérito ha sido acostarse con un famoso, separarse con polémica de su pareja, criticar a diestro y siniestro a todo viviente, desnudarse en una revista, contar frívolamente sus intimidades sentimentales,… personajes que rayan lo abominable y lo marginal . Y cada vez más, se buscan fórmulas más agresivas, más polémicas, más descaradas, más insultantes para encontrar en esa franja horario mayor número de televidente.

Y de estos “programas basura” salen personajes que se permiten criticar todo y opinar de todo, cual se tratara de auténticas autoridades del bien y del mal, de lo divino y lo humano…

Y mientras tanto, la misma sociedad se escandaliza de tanto descaro y tan poca vergüenza  que se está imponiendo a diestro y siniestro sin apenas inmutarse por la crispación a la que estamos llegando.