Portavoz

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

Hombres del espacio, de la sombra y de la guerra,

del vacío y de las preguntas, de las inquietudes más austeras;

mujeres de los silencios, de los sin-voz más indomables,

del regreso más atroz, de las huidas más manifiestas...

necesito deciros, sin miedo a las risas, a las tertulias y al desprecio;

necesito deciros, con fuerza más allá de las palabras huecas,

más allá de los equipajes y las muletas, de las programaciones;

necesito deciros con el impulso que rompe el alba, con los cansancios propios,

con los sondeos de años, con los reparos de ahora;

necesito deciros, amigos de los caminos, de las veredas, de las cuevas,

amigos de las sombras, de los lamentos y las risas;

necesito abriros mi corazón roto, roto de tanto callar, de tanto penar,

de tanto huir, de tanto olvidar, de tanto asombro;

necesito deciros, amigos de los contratiempos, de las angustias y fatigas,

de las fiestas y las sombras, de las sonrisas y lágrimas;

necesito deciros niños de Brasil, mujeres de Bosnia, madres de Argentina,

víctimas de Somalia, presos de Cuba, heridos de Irlanda;

necesito deciros por un momento, al caer la tarde, al rayar el alba,

al catar el gallo, al temblar el sueño;

necesito deciros que Dios es bueno,

que abre sus manos al hambriento, que sonríe en tu alma,

que llora en tu lágrima, que ríe en tu risa,

que acaricia tu queja, que sueña en tu sueño,

que sondea tu alcoba, que rastrea tu rebeldía en el fondo de tus secretos.

Necesito deciros que Dios es bueno,

aunque lances una bengala de quejas al cielo.