Pedir a gritos
Autor: Padre Francisco Baena Calvo
Y dijo el profeta: No te ancles sin desmayo en el egoísmo que rompe los arpegios del amor. Pide a Dios que destruya la hipocresía que trepa como yedra por las paredes del corazón y los muros del mundo.
No te encierres a tu propia carne porque entonces la maldad devorará la inocencia y se anclarán en tu puerto los enemigos del bien.
Pide a gritos que el vendaval divino se acurruque en tu herida y, entonces, de inmediato, sentirás el aroma agradable de unos buenos sentimientos.
No huyas a la fuente donde brota la apariencia y el engaño. No vayas sin más a ese lugar, tan lejos de lo cotidiano pero tan cerca de lo íntimo, porque entonces se hospedará en tu alma el temblor y el pavor.
Pide en silencio que no aniden en tu interior la grama de la insolidaridad y el ogro que devore los sueños.