Mujeres admirables

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

A todas las mujeres, fundamentalmente a las que luchan por hacer 
un mundo más humano, cimentado en los derechos humanos. 

Mujeres del mundo, mujeres de África, de América, de Europa; 

mujeres del campo, de la ciudad y la montaña; 

mujeres de poblados, de los rascacielos y las selvas; 

mujeres de aquí, o de allá, (qué más da eso!, 

arrinconad el miedo, que paraliza vuestros pechos, 

y dad a mamar, de vuestro propio alimento, libertad. 

¡Sí, no tembléis, esperanza de este mundo, 

tan poco dado a querer, tan poco dado a cantar, 

tan poco dado a contagiar, tan poco dado a sonreír! 

¡Sí, no abandonéis la lucha, que el mundo vive la noche, 

la noche más atroz, la noche más negra, la noche más larga, 

una noche como un túnel, como un túnel negro con algunas luces, 

pero al final cansado, de difícil salida, de escaso oxígeno! 

Mujeres del sueño, mujeres de Asia, de Australia; 

mujeres de los pobres, de los satisfechos y los tristes; 

mujeres de los hijos, de los maridos y los padres; 

mujeres sin títulos, sin reconocimiento, (qué más da eso!, 

gritad vuestros derechos, que están sembrados en el huerto 

y desterrad, por momentos, la invasión de verdugos a sueldo. 

¡Sí, no calléis, alegría de los pueblos, 

tan poco dados a valorar, tan poco dados a besar, 

tan poco dados a iluminar, tan poco dados a liberar! 

¡Sí, no desesperéis ahora, que la batalla está casi vencida, 

casi a la vuelta de la esquina, a la vuelta del milenio, 

a la vuelta de la vereda, como un difícil alumbramiento!