Lo característico del cristianismo

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

                

   

Hoy, en particular, brota, como una exigencia real de una opción libre y personal hecha desde la vinculación consciente a la comunidad cristiana católica, que confiesa a Jesús de Nazaret como libertador y el salvador, una pregunta clave a la que es preciso responder: ¿qué es lo peculiar y característico del cristianismo?.


Al igual que al principio de la expansión misionera del cristianismo, los creyentes en Cristo Jesús debemos abrirnos paso aceptando la pluralidad de opciones, hechas desde la sinceridad, de nuestros ciudadanos. En efecto, observamos el abandono de la fe de algunos que en otro tiempo profesaban nuestra misma convicción, jóvenes que al contacto con otra realidad y motivados por la búsqueda constante de la verdad ponen en entredicho tradiciones y costumbres transmitidas por generaciones pasadas, cristianos no católicos que proclaman su fe en Cristo públicamente, e incluso familiares nuestros profesan sin tapujos "creencias" diversas y contrarias a la fe de la Iglesia católica.


Hoy mas que nunca la exhortación de Pablo de Tarso a los cristianos de Tesalónica adquiere una valoración muy especial: "examinadlo todo y quedaos con lo bueno. Absteneos de todo género de mal"(1 Tes 5,21-22).


En la sociedad actual los cristianos debemos dar razón de nuestra fe a todo el que nos la pide, y responder sin miedo a la pregunta más nítida y simple que podamos hacer: ¿QUE ES LO PECULIAR Y CARACTERÍSTICO DEL CRISTIANISMO?.


Podrían darse muchas respuestas como el amor al prójimo, la revelación de Dios como Padre de todos los hombres, la resurrección de los muertos, la organización jerárquica de la Iglesia...., pero serían respuestas parciales. Lo verdaderamente esencial y particular del Cristianismo es una persona, Jesús de Nazaret (su propia existencia, sus palabras y obras, su muerte y su triunfo sobre la muerte, la resurrección). En definitiva, el Cristianismo no es una ideología o un código de verdades a las que es preciso adherirse para salvarse, sino un encuentro vital con Jesús de Nazaret, el Dios con nosotros.


Cada cristiano debe responder sinceramente a las palabras de Jesús: "¿Quién decíd vosotros que soy yo". Por tanto, no es casualidad que cada creyente seleccione palabras, obras y actitudes de Jesús que le ayude a responder a esta pregunta y, al mismo tiempo, le proporcione una serie de elementos para interpretar críticamente su propia existencia y los hechos que ocurren a su alrededor. Porque la instancia crítica última para el cristiano no es la familia, ni el derecho, ni la moda, ni las masas populares, ni las costumbres de los pueblos...sino JESÚS DE NAZARET, MUERTO Y RESUCITADO. El es quién desenmascara el profundo ateísmo (vivir sin Dios) de muchos aparentes creyentes, desautoriza cualquier autoridad que no sea servicio a los demás y respeto a las minorías, critica falsas piedades que "con el descuido de la educación religiosa, o con la exposición inadecuada de la doctrina, o incluso con los defectos de su vida religiosa, moral y social, han velado, más que revelado, el genuino rostro de Dios y la religión" (G.S.19).