Deseos de eternidad

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

En nuestra andadura histórica necesitamos apoyos para caminar y no naufragar en nuestros pasos.


No son suficientes anforjas materiales que dan seguridad y estabilidad pero que no satisfacen de manera plena al alma.


Cuando parece todo tranquilo y la satisfacción se ancla en nuestro entorno, aparece la sombra del temor.


¡Qué cercano tiene el hombre la debilidad y la fragilidad! ¡Qué pequeño es el hombre en su grandeza y qué grande es el hombre en su pequeñez!
Y aunque en el horizonte se vislumbra el “ocaso de Dios”, en el fondo en el corazón del hombre afloran deseos de bondad, de belleza, de justicia y perfección; elementos que hablan por sí mismos de que el hombre busca a Dios, el Totalmente Otro, sin saberlo ni esperarlo.


Y bien saben los creyentes que “nada está vacío de su presencia, todo es señal de Él”