La vocación humanista de la Iglesia

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

 

El Concilio Vaticano II en su constitución “Gaudium et Spes”, número 1 dice de una manera maravillosa: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón... La Iglesia se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia”

¡Qué estupendo manifiesto en favor de la vida y del hombre frente a posturas postmodernas que dejan al hombre en el vacío existencial y en la cuneta de los intereses económicos!

¡Qué gran manifiesto para el cristiano a favor de su reconciliación con la historia humana al decir el Concilio que “nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón!