La siega

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

La tarde en los trigales

juguetea con sus manos

y las espigas con sus granos

hilvanan bordados de plata.

 

Ya llega la hoz con su dueño,

artífice de los combates,

y el segador con el trigo

hacen un pacto d silencio.

 

Las espigas gritan con el viento

que riza sus cabellos bruscamente;

ahora yacen tranquilas en los haces,

dispuestas para el sacrificio.

 

El segador acaricia la tierra,

cual se tratara de una amiga amante,

desea que el trigo cabalgue al molino

para que se transforme risueño en alimento.