La igualdad de la mujer

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

 

Uno de los signos más evidentes de nuestro tiempo ha sido el derecho fundamental por asegurar la igualdad entre todos los hombres, y reconocer que "toda forma de discriminación en los derechos fundamentales de la persona, ya sea social o cultural, por motivos de sexo, raza, color, condición social, lengua o religión, debe ser vencida y eliminada por ser contraria al plan divino" (G.S. 29). 

La mujer, en este tiempo, ha conseguido una importancia y una mayor participación en la vida social y pública. Su presencia es cada vez más creciente en el ámbito económico, político, laboral y social, aunque no lo suficiente. 

El derecho de la mujer a su dignidad conlleva que no se le impida tener acceso a una educación y a una cultura iguales a las que se conceden al hombre. Además, en las reivindicaciones legítimas, la mujer reclama la igualdad de derecho y de hecho con el hombre. ¡Queda mucho camino por recorrer y muchos muros que destruir para asegurar el derecho y la igualdad de la mujer en la sociedad! 

Defender la igualdad del hombre y la mujer conlleva promover la igualdad de iguales pero diferentes en sus papeles. La incorporación en puestos de responsabilidad en la vida pública y social ha sido uno de los grandes triunfos de la mujer en la sociedad, más allá de su puesto tradicional en el hogar como ama de casa, esposa y madre. 

Seguro que la valoración de la mujer en nuestras sociedades occidentales como un ser humano auténtico con los mismos derechos y deberes que el hombre es uno de los más grandes logros y el orgullo más importante del movimiento feminista a lo largo de todo el siglo XX, si bien esa reivindicación se ha planteado, no pocas veces, en la misma clave que se criticaba, el dominio de un sexo sobre otro.