Dios es como mi abuelo

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

 

Cierto día un catequista exhortaba a unos niños en la catequesis para que amaran a Dios sobre todas las cosas y que Dios era como su padre, un padre bueno que nos amaba, nos perdonaba y nos ayudaba.

Aquel comentario fue respondido rápidamente por un niño, nervioso e inquieto: “¡No, No, como mi padre no, porque es una mala persona, nos pega a mis hermanos, a mi madre y a mí. No trabaja, se emborracha y cuando viene a mi casa les tenemos miedo. Como mi padre no. Dios debe ser como mi abuelo!”

Aquel comentario impresionó al grupo de niños y al catequista, que descubrió con qué frecuencia utilizamos en la transmisión de la fe conceptos, que en la mayor parte de las veces están condicionados por la experiencia que tenemos de los mismos, y que esa misma experiencia nos dificulta el acercamiento a la auténtica dimensión religiosa..