Intimidades

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

"Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios;
hablad al corazón de Jerusalén, gritadle..."
(Is 40,1)



EL ALMA:

¡Pararos en vuestros pasos, caballeros del alba,
y decidme ahora el secreto que lleváis en vuestro zurrón,
el secreto que os hace palidecer a estas horas tempranas,
el secreto que os hace acostumbraros tan a menudo!


EL PUEBLO:

¡Ay, huésped de la noche, amiga de los amigos,
abre el corazón herido, el corazón sin más,
que el rocío cae en la sierra,
que los caballos galopan por las sombras!


EL ALMA:

¡Explorad los siete mundos, galanes de las estrellas,
y decidme ahora las palabras que ocultáis en vuestra mente,
las palabras que os hace enojaros en este momento,
las palabras que os agrietan tan a lo vivo!


EL PUEBLO:

¡Ay, viajera del viento, eco de los salterios,
abre el corazón roto, el corazón sin más,
que los campesinos recogen aceitunas,
que los niños mendigan un poco de pan!