Hambriento de amor

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

El hombre mismo, en su esencia más profunda, es un “animal hambriento de amor” y con “capacidad de amar y ser amado”. 

En su más auténtica contemplación, desde un esquema ascendente de necesidades, el ser humano es un peregrino en los caminos de la vida que reclama amor, solamente amor. 

Muchos piensan que esa sed interior puede ser satisfecha con cosas. Y asocian la felicidad al concepto tener… Y descubren, no sin haber recorrido el camino sin éxito, que los bienes no satisfacen al hombre en lo hondo. 

El hombre mismo en su tendencia a “lo infinito en su finitud” descubre que su capacidad de amar no puede reducirse a sus “pequeños amores”, sino que alcanza al Misterio en toda su profundidad y en toda su grandeza. 

Y descubre, en algunos recodos del camino, que el ama en el interior mismo del Amor, que es Dios.