Esos curas que lloran

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

Ellos son la herida abierta del Misterio 
y acarician, de vez en cuando, la esencia, 
aquella que se esconde en el arrepentimiento, 
aquella que acaricia la sospecha. 

¡Sí, no dejéis de llorar con los que lloran, 
con los que humedecen su alma en la soledad, 
con los que besan cada día la desgracia, 
con los que rezan su oración en el silencio, 
con los que dejan su dolor en el desierto! 

Ellos son los débiles cubiertos de Gloria 
y abrazan, de vez en cuando, lo perfecto, 
aquella que reclama la gente a los buenos, 
aquella que poseen los héroes en su alforja. 

¡Sí, no dejéis de llorar con los que lloran, 
con los que viajan día y noche con su escarcha, 
con los que gritan sin consuelo sus lágrimas, 
con los que acumulan años de sequedades, 
con los que galopan encima de los recuerdos! 

Ellos son los aliados de los cuentos 
y deshojan, de vez en cuando, la esperanza, 
aquella que estalla a pesar de las represiones, 
aquella que germina en las cenizas de la historia.