El Señor es Señor del sábado

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 


El hombre, en el ajetreo de la vida, tiene que acostumbrarse a vivir sin un apoyo, un apoyo que le haga sentirse seguro, sin tener que esconder su tímida y oscura desorientación.

Hubo alguien que se le hizo insoportable el apego a la tierra y creó un mundo irreal e incierto, ideológico y ajeno a la comprobación empírica. Y sus seguidores construyen un depósito intocable y dogmático, supramundano, con “guardianes inmisericordes y alacranes del miedo”.

Pero la religión oficial se hizo agobiante y represiva, y en este mundo, oculto en sus adentros y veraz en sus principios, apareció Él sin demasiados preámbulos y sencillo en su esencia, y dijo: “el hombre es Señor del sábado”.

Hasta ese momento, los contenidos del universo simbólico religioso eran “cargas pesadas para la gente”, pero El vino y relativazo la ley en beneficio del hombre, y aquello fue insoportable para los guardianes del Templo.

En medio de estas normas, religiosas en sus apariencias, donde el hombre actual va huyendo de sus contenidos, la exigencia de Jesús pervive en el tiempo, aunque se oscurezca la misma religión.

Y hoy va desapareciendo el esfuerzo de las grandes religiones, que son reducidas a una aspiración del hombre, a un anhelo y sed de eternidad sin remitente real ni dirección final, y esto es lo verdaderamente grave y el principio del fin.