El hombre pantalla

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

                                  

                   

Con mayor frecuencia, la vida cotidiana de la mayor parte de los ciudadanos está configurada por los medios de comunicación social.

 

En ocasiones, nuestra vida se desarrolla entre pantallas, cada día más dirigidas por poderosas multinacionales  e intereses económicos impresionantes.

Nuestra deambula sin pausa entre pantallas de televisión, de ordenadores y de cine. ¡Ah, la vida es una pantalla soportada sin remedio!

En lo más recóndito de nuestro interior se van acurrucando, casi por encanto, al ritmo de nuestras pantallas, las pautas de pensamiento que están invadiendo el mundo y van configurando nuestra manera de actuar y de movernos, porque sabemos bien que “si no vivimos como pensamos, acabamos pensando como vivimos”.        Nuestra vida pasa demasiadas horas delante de una pantalla…

Si tuviéramos “ojos para ver” e imaginación “surrealista” contemplaríamos a los que nos rodean con cara-pantalla, “cara-televisor”, “cara-ordenador”…

Para el tipo “hombre-pantalla”, la realidad tal cual es ya no es relevante e, incluso, parece tosca y grosera. Ya poco importa la realidad en su manifestación directa, porque la pantalla seduce en exceso y aísla de los conflictos y problemática de la realidad.

Frente a la pantalla nuestros semejantes se hacen extraños y ante su influencia los colectivos humanos se convierten en “piadosos adictos” de una religión secularizada.

Y los diseñadores del futuro tienen claro su empeño… Muchas horas de una noticia hace razonable y asimilable su racionalidad, muchas imágenes de un planteamiento se convierte en cotidianidad, muchas campañas a favor de una determinada postura ideológica aleja a esta misma de su marginación social…

Y mientras lees estas líneas no olvides que tu mirada se fija en un pequeño trozo de papel, mientras a tu lado se halla un televisor o tienes encendido el ordenador.

Ya sabes, nuestra vida es una pantalla que va siendo configurada por influencias más allá de tu propia libertad.