Dios quiere ser servido en los pobres

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

Hay lugares en el corazón que sólo pueden ser descubiertos en contacto con la pobreza y con los pobres.

 

En ocasiones, una vida que no se abre a los demás se pudre, y se hace infecunda, insolidaria, egocéntrica, rastrera y autocomplaciente.

 

Verdaderamente Dios quiere ser servido en sus pobres, y nos invita a mirar “la realidad desde abajo” porque “el Sur también existe”, y solamente en contacto con la pobreza la memoria no omite ningún recuerdo.

 

San Vicente de Paúl afirmaba con la contundencia que da la experiencia y el testimonio coherente que “los pobres son nuestros señores”.

 

Nunca olvidemos que la pobreza es el rostro sufriente de Cristo que quiere ser amado y servido en los pobres, que nos recuerdan que los monstruos del sistema capitalista dejan a muchas masas en las garras de la miseria y la hambruna.

 

Seremos reengrendados en la caridad cuando no miremos con horror el drama del hambre y descubramos que Dios nos pide descubrirlo entre los pobres: “Venid, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui extranjero y me recogisteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, estuve en la cárcel y fuisteis a verme” (Mt 25,34ª-36).