Dame la capacidad de amar

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

               

    

Cierto día un hombre casado, creyente practicante, que creía profundamente en el amor y en el matrimonio, comentó a un amigo sacerdote: “Sin duda alguna lo mejor que me ha pasado en la vida ha sido casarme con mi mujer... Cuando yo conocí a la que hoy es mi mujer me pareció preciosa y tenía un alma grande... Y en el silencio de una capilla recé al Señor una oración que nunca he olvidado desde entonces: “Señor, si tú quieres que ésta sea mi mujer dale la capacidad de amarme a mi más que a ella misma; Señor si tú quieres que yo sea su marido dame la capacidad de amarla más que a mi mismo; Señor, si quieres que seamos esposos danos la capacidad de amarte a Ti más que a nosotros mismos y desde Ti ser un bendición para los que nos rodean”.

 

Hoy, al cabo de muchos años de casado, jamás olvido aquella petición que me hace renovar día a día nuestro matrimonio como un medio maravilloso de consagración y santificación.