¡Cuba, ábrete al mundo!

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

Juan Pablo II en su viaje a Cuba repetía continuamente, como un maravilloso estribillo lleno de fuerza y convencimiento: ¡Cuba, ábrete al mundo! Y esta frase lapidaria debe de ser el grito desgarrador que se oiga en todas las ventanas y terrazas de la Iglesia: ¡Pueblo Santo de Dios, Iglesia, ábrete al mundo!

 

Iglesia no cierres tus entrañas de misericordia a esta humanidad que ansía la compasión divina sin pedirla a voces pero con el corazón sediento. No olvides la razón última de tus fatigas y tu credo, de tus celebraciones y tus monumentos, de tus reuniones y tus palabras, que no son otra que salvar al hombre y llevarlo al corazón de Jesucristo, muerto y resucitado.

 

Iglesia no añores tiempos pasados de alianzas con el poder y con la sociedad más reacia, mira al futuro y encuentra en cada hombre y mujer un motivo para rezar e interceder al Espíritu por sus preocupaciones y sus alegrías.

 

Iglesia no condenes desde la incomprensión y el despotismo la vida de millones y millones de seres que suspiran un beso, reclaman una oración y desean que tú seas "un recinto de amor y de misericordia" para tantos que la sociedad los arrincona y los amenaza en la cuneta.