Como la burra del Domingo de Ramos

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

        Un sacerdote se creyó por momentos que era alabado por sus cualidades y talentos. Su espíritu se veía radiante y elevado en exceso.

 

                Un buen día un joven se acercó a él y le dijo que necesitaba urgentemente hablar con un sacerdote para recibir el sacramento de la Penitencia.

 

                Comenzaron a hablar y el joven empezó a abrir su alma a aquel sacerdote. A los pocos minutos el joven repuso: "usted como persona no me interesa, yo vengo a usted como la presencia de Cristo pastor en medio de nosotros y para recibir la absolución a mis pecados".

 

                El joven se marchó y el sacerdote,  por la noche, en su examen de conciencia, descubrió que le había pasado como a la burra que llevó a Jesús en el Domingo de Ramos. Todos alababan y bendecían a Jesús como el Hijo de David, pero la burra, toda contenta y animosa, creía que aquellas aclamaciones eran por ella.

 

                Y aquel sacerdote recordó años más tarde que  aquel joven le dio la mejor lección de toda su vida, y gracias a él creció en la humildad en su ministerio sacerdotal.