Bajo el peso de la cruz

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

 

La cruz es una compañera de camino y cada uno debemos abrazarnos a ella para que nuestra vida alcance sin remediarlo la salvación de Cristo.

 

Nadie que viene a este mundo se priva de ella y si alguna vez reniegas de su presencia en tu vida no lo hagas creyendo que tu cruz es la más dura que existe, porque grandes cruces hay y son llevadas por corazones grandes.

 

Si has tenido la tentación de suponer que te unirás a Cristo desde el éxito y el triunfo no te engañes. Él entrará en tu vida desde la fatiga y te unirás a Él desde las lágrimas y el lamento. La cruz no hay que buscarla ni desearla, pero ten a ciencia cierta que vendrá y que en el peregrinar de tu vida la hallarás de muchas formas y variedades.

 

Días tendrás que lamentarás haber nacido pero cuando descubras que el mundo es un valle de lágrimas y que el dolor se deposita en tu alma, recuerda que tus sufrimientos están unidos existencialmente a Jesucristo crucificado y que en tu cruz ha florecido el "Cristo del madero".