"Poesía
para el pobre, poesía necesaria
como
el pan de cada día,
como
el aire que exigimos treces veces por minuto,
para
ser y en tanto somos dar un sí que glorifica"
(GABRIEL
CELAYA)
Gustaba
el poeta atrapar al viento,
al
viento con miles de arpas que invaden los cielos,
pero
sus guardianes, los dueños satisfechos,
le
recordaban la tierra, la tierra humedecida y dura.
Deseaba
el poeta subir a las estrellas,
las
estrellas que acogen miles de sueños,
pero
sus compañeros, los menos utópicos,
le
dieron la azada, la azada poderosa y quieta.
Amaba
el poeta cantar a lo lejos,
lo
lejos con sabor a deseo que reabre lo olvidado,
pero
sus gobernantes, los más avispados,
le
hieron la melodía, la melodía ataviada y ciega.
Gozaba
el poeta mirar al cielo,
el
cielo que vela miles de sombras,
pero
los audaces, los más astutos,
le
robaron la cosecha, la cosecha mundana y débil.