Correo LXVI: Ana y sus fracasos existenciales 

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

   

Ana, tu correo está lleno de lágrimas contenidas. ¡Has tenido un mal día y todo te sale mal! ¡Te sientes un trasto roto que apenas puede caminar y el desengaño que has sentido por la traición de tu mejor amiga te ha herido sobremanera y te ha hecho pintar de gris todo, hasta lo más maravilloso!

¡Ay, Ana, cómo conozco tus sentimientos y tus sufrimientos! ¡A todos nos ha pasado sin sabores y experiencias que nos han dejado heridos en la cuneta y casi nos han paralizado por dentro, pero la vida sigue y tú debes de seguir adelante!

El Hermano Roger gustaba repetir: “ A quien se detiene en los fracasos y el dinamismo, se le paralizan las fibras del alma”.

Sin duda que la vida misma nos depara grandes fracasos a cada persona pero si no somos capaces de afrontarlos con realismo y con fe, entonces el fracaso nos invadirá de inmediato y seremos desgraciados que deambulamos por las sendas del vacío y de la falta de ganas por vivir.

El fracaso es una oportunidad para descubrir que no siempre el éxito llega y que somos débiles, aunque nos creamos invencibles en algunos momentos. 

El fracaso es un vendaval que zarandea nuestro interior y nos deja mullidos e insatisfechos, para que recordemos, por si lo habíamos olvidado, que no hay gloria sin cruz, no hay satisfacción sin sufrimiento, no hay perfección sin esfuerzo ni cansancio.

¡Por favor, en este día, recuerda al Hermano Roger, y “quien se detiene en los fracasos y el dinamismo, se le paralizan las fibras del alma”.

Ana, la vida es difícil de transitar y tiene muchos recodos donde abunda el sufrimiento. La piedad popular nos lo ha transmitido como un “valle de lágrimas” o “una mala noche en una mala posada”. 

No pienses que estas expresiones son pesimistas y poco entusiastas con la realidad, aunque muchos la rechazan como nefasta y rastreras. ¡Tú misma has experimentado el sufrimiento en tu diminuta, pues aunque vivas mil años apenas vivirá de ella un instante, un suspiro, un mínima parte de su inmesidad!

Ana, hay momentos de felicidad en la vida de cada uno de nosotros, pero en ocasiones dura menos de lo esperado, y en el caminar de esta historia está cargada de injusticias, desastres, asesinatos y torturas.... ¡Qué triste es la historia de la historia!

Y en esta vida cotidiana, en la vida concreta de cada uno de nosotros, en sus miserias y sus grandezas, experimentamos el “sentido trágico de la misma existencia”. 

A algunos jóvenes, aquellos mismos que rechazan la expresión “Valle de lágrimas”, les encanta otras expresiones que expresan en el fondo la misma noción trágica de la vida: "la vida es un excremento".

Y Ana, si tengo que elegir entre "Valle de lágrimas" y "la vida es un excremento", tantas veces repetida en las conversaciones cotidianas, sin dudarlo me quedo con Valle de lágrimas. ¿Espero que tú también, verdad?

¡Adelante, Ana, y recuerda las palabras del Hermano Roger para que puedas superar tu día gris: y “quien se detiene en los fracasos y el dinamismo, se le paralizan las fibras del alma”!

Un amigo.