Correo LCV: Ana y los pecados capitales 

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

 

Ana: 

Me encanta que seas cinéfila. Estoy contigo que si el cine no existiera, habría que inventarlo. Verdaderamente sus pantallas incitan al sueño y sus pasiones proyectan nuestras represiones, aquello que quisimos y no fuimos, aquello que quisimos decir y nunca dijimos, lo que deseamos hacer y jamás hicimos. Por eso el cine es nuestra gran proyección del ego. ¡En mi opinión aquí radica su gran función social!

¿No crees que el cine debe moverse entre dos frentes: por un lado, reflejar la realidad cotidiana y, por otro lado, provocar el deseo y la reflexión? 

Me comentas impresionada que has visto con algunas amigas la película “Seven”, protagonizada por los actores Brad Pitt y Morgan Freeman. ¡Si, en la película, como muy bien dices, un maniático mataba a sus víctimas siguiendo un plan inspirado en los siete pecados capitales: la soberbia, la avaricia, la envidia, la ira, la lujuria, la gula y la pereza. ¡Te ha impresionado profundamente y preguntas qué significan cada uno de ellos!

Ana, ¡cómo me gusta que esta película no te deje indiferente y no te quedes simplemente en la anécdota y en el suspense de la misma! ¡cómo me agrada que te haya hecho reflexionar sobre la razón última de la película: Seven, los siete pecados capitales! 

Los pecados capitales son, en el fondo, apetitos desordenados que destrozan el equilibrio emocional del ser humano y lo lanza hacia cotas cada vez más rastreras y bajas. ¡Si, los pecados capitales son inclinaciones al mal y a lo diabólico que todos llevamos dentro! 

La ira es el deseo de venganza que me hace enfadarme cuando no me salgo cono la mía y me encierra en la “espiral de violencia y de muerte”. 

La lujuria es el apetito desordenado que nos hace mirar al otro como “objeto de placer y de deseo” en vez de descubrir a un ser humano con toda su dignidad. La gula es el exceso por el comer y el beber, que nos lleva a vivir instalados en el deseo más que en la razón. ¡Nos sitúa en la dinámica del querer más que en sentimiento del deber! 

La envidia o la tristeza por el bien ajeno, que genera sentimientos de rechazo y de crítica hacia el mérito o las cosas del otro. 

La soberbia es el orgullo y el amor propio desmedido, que nos hace creernos superiores a los otros y nos lleva a menospreciar a los demás. 

La pereza es la desgana por el trabajo y las obligaciones, la negación de ayudar , la comodidad que siempre excusa para no darte a ti mismo y que siempre exige a los demás. La avaricia es el apeo excesivo a las riquezas y el deseo sin límites de tener, que lleva a ponerle precio a todo, incluso a lo más sagrado, el amor y la amistad. 

Ana, no dudes que vivimos tiempos turbulentos y se intenta disfrazar la verdad con otros nombres, que lo único que hace es confundir: a la soberbia se le llama afán de superación, a la venganza se le trata como triunfo de la justicia, a la envidia se le presenta como el amor a la verdad, a la pereza se le trata como descanso, y a la lujuria se le identifica como amor. 

Un amigo.