Correo LIV: Ana y los extranjeros
Autor: Padre Francisco Baena Calvo
Ana, mi amiga:
Comentaba Gracián que "un hombre para serlo completamente, tenía
que vivir tres vidas y emplear la primera en hablar con los
muertos (leer); la segunda con los vivos (viajar) y la tercera,
consigo mismo (reflexionar)"
Bien sabemos que la lectura nos reconcilia con la
memoria colectiva de la historia y nos une al alma de los mejores
hijos de la humanidad, e incluso nos hace rechazar las ideas y las
experiencias de otros.
Bien sabemos que los viajes a otras culturas y países
dejan en nuestra humana la huella de la relatividad y nos ayuda a
tener una mirada universal y planetaria, ajena al fanatismo.
Bien sabemos que la reflexión y la meditación nos hace
saborear la vida y nos hace cada día más humanos, más sencillos y
más tolerantes.
¡Cómo me gustan tus preguntas hirientes y, en
ocasiones, críticas con tu entorno! ¡Es el camino adecuado para
ser tú misma y construir un mundo más acorde con "entrañas de
misericordia y de humanidad" que tanto necesitamos para crecer!
Me dices que en tu barrio cada día se ven más gente de
otras razas y de otras religiones. Y te preocupas por Andrés, un
antiguo amigo de tu pandilla que se ha integrado en una patrulla
de inspiración nazi. Además, sabes de muy buena tinta que ha
llegado a torturar a un joven extranjero para poder entrar en ese
movimiento.
El racismo es una lacra de la sociedad y un impedimento ideológico
que impide la tolerancia y el respeto a los demás en este tiempo,
aunque desgraciadamente parece que no disminuye.
¡Cómo me gusta lo que has intentado aunque haya sido
en vano! ¡Cómo me agrada lo que le has dicho: "no debes de tener
una actitud beligerante y violenta con los otros, y que en una
sociedad plural y democrática hay sitio para todos!
¡Cierto que me da pena, como te ocurrió a ti, la
respuesta que te dio: "todos los extranjeros son basura. Hay que
echarlos del país"!
¡Ana, fuiste valiente a la hora de manifestar esas
opiniones tan auténticas y tan llenas de sensatez, aunque la
respuesta de Andrés fuera tan lejana a tus propias pretensiones!
¡Gracias por tu valentía y tu compromiso en esta sociedad tan
propensa al pasotismo y al silencio!
Comparto contigo la creencia en el poder del amor y no
anclar en nuestro corazón deseos de venganza y de odio. ¡Será el
amor y la solidaridad las que triunfen en nuestro mundo!
Ana, el otro día leí este manifiesto que me parece
ideal para ayudarnos a comprender que pertenecemos a un mundo cada
vez más interrelacionado: "Tu Cristo es judío; tu coche, japonés;
tu pizza, italiana; tu democracia, griega; tu café es brasileño;
tus cifras son árabes; tu escritura, latina. Y tu vecino, ¿un
despreciable extranjero?"
Un amigo.