Correo LIII: Ana y la religión en la escuela

Autor: Padre Francisco Baena Calvo

 

Ana:

            Me dices que este día es un día gris en tu vida y que todo lo que te rodea te parece sin valor. ¡Son días negros que nos hace preguntarnos por el secreto mismo de la vida porque, como bien decía Hedor M. Dostoiewsky, “el secreto de la existencia no consiste solamente en vivir, sino también en saber para qué se vive”.

            En medio de la “noche oscura”, a pesar de vivir sumergidos en la desesperanza, buscamos el sentido global a la vida y el saber para qué de nuestras decisiones y de nuestros sufrimientos... Y esta búsqueda de sentido enlaza profundamente con la dimensión espiritual y religiosa de todo ser humano.

            Me comentas que el otro día había una tertulia en televisión acerca de la asignatura de la Religión en la escuela. Y te preguntas casi sin entusiasmo el porqué de la asignatura de la Religión. Muchos en esa tertulia abogaban por una “escuela laica y secularizada” y te preguntas si verdaderamente tiene sentido esta asignatura en el currículum de los estudiantes.

            Ana, la educación de las nuevas generaciones constituye una de las cuestiones más serias e importantes a las que se enfrenta nuestra sociedad. Y como afirma el Concilio Vaticano II, “en la verdadera educación se propone la formación de la persona humana en orden a su fin último y al bien de las sociedades, de las que el hombre es miembro y en cuyas responsabilidades participará cuando llegue a ser adulto”, Además, “es urgente ayudar a los adolescentes a desarrollar armónicamente sus condiciones físicas, morales e intelectuales, a fin de que adquieran gradualmente un sentido más perfecto de la responsabilidad en el respeto y continuo desarrollo de la propia vida, y en la consecución de la verdadera libertad, superando los obstáculos con grandeza y constancia del alma”.

Hoy existe un gran esfuerzo para que el individuo tenga una educación integral, un desarrollo intelectual y corporal, psicológico y espiritual, tecnológico y ético, etc. En definitiva, la gestación de un ser humano auténtico, honrado y feliz, equilibrado y capaz de situarse, sin esquizofrenias ni neurosis, en el grupo y la sociedad en que vive.

La educación de las nuevas generaciones de nuestra sociedad debe de potenciar una enseñanza armónica, integral, humanista, que no margine los valores morales y la dimensión religiosa del hombre. Este objetivo es el que debería de estar vigente en cualquier sistema educativo, y desde este enfoque debe ocupar un lugar importante la asignatura Religión.

            Difícilmente puede entenderse la cultura europea, e incluso cualquiera de las culturas, sin entender el fenómeno religioso. Difícilmente puede entenderse las manifestaciones culturales del pasado sin comprender, entender y formarse en el "universo" bíblico, evangélico y eclesial.

 

               La Religión en la escuela tiene su base en dos grandes principios: por un lado, apoyado en los acuerdos de la Iglesia y el estado, el derecho que tienen los padres a reclamar una formación religiosa y cristiana en el ámbito educativo, y, por otro lado, la obligación que tiene la administración de respetar ese derecho y darle un marco adecuado, sin marginación, en las competencias educativas.

Un amigo.